

Señor, vacíame de mi yo, y haz que mi interior sea cálido, para que Tu Espíritu pueda anidar en mi corazón. Ayúdame para que pueda encontrarte a Ti.
¡Porque sólo Tú eres! (ver artículo)
El Señor, lleno de sabiduría, me deja a ciegas. Él apenas si deja que por una rendija se cuele un haz lastimoso, necesario para salir de esa oscuridad.
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La formula es entonces simple, es una sociedad perfecta: la parte humana se esfuerza, y abre las puertas a la Gracia que Dios derrama abundantemente sobre el alma que trabaja. (ver artículo)
Los Dones del Espíritu Santo se derraman sobre el mundo desde el día del nacimiento de la Iglesia, en presencia de la comunidad de los Apóstoles y la misma Madre de Dios. (ver artículo)
Un joven que, frente al dolor y la adversidad, nos da un testimonio de amor a Dios y perseverancia en la fe... (ver artículo)