Poesías al Sagrado Corazón de Jesús

CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, para rondar la puerta
de vuestro santo costado,
Señor, un alma ha llegado
de amores de un muerto muerta.
Asomad el corazón,
Cristo, a esa dulce ventana,
oiréis de mi voz humana
una divina canción.
Muerto estáis, por eso os pido
el corazón descubierto,
para perdonar despierto,
para castigar dormido.
Si decís que está velando
cuando vos estáis durmiendo,
¿quién duda que estáis oyendo
a quien os canta llorando?
Y, aunque él se duerma, Señor,
el amor vive despierto;
que no es el amor el muerto,
¡vos sois el muerto de amor!
Que, si la lanza, mi Dios,
el corazón pudo herir,
no pudo el amor morir,
que es tan vida como vos.
Anduve de puerta en puerta
cuando a vos no me atreví;
pero en ninguna pedí
que la hallase tan abierta.
Pues, como abierto os he visto,
a Dios quise entrar por vos:
que nadie se atreve a Dios
sin poner delante a Cristo.
Y aún éste, lleno de heridas,
porque sienta el Padre eterno
que os cuestan, Cordero tierno,
tanta sangre nuestras vidas.

(Lope de Vega y Carpio)

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Sagrado Corazón de Jesús (ft img)

CORAZÓN DE JESÚS
Mármol con sangre

Mármol con sangre, tu frente;
lirios con sangre, tus manos;
tus ojos, soles con muerte;
luna con muerte, tus labios.

Así quiero verte, Cristo,
sangriento jardín de nardos;
así, con tus cinco llagas,
cielo roto y estrellado.

Rojo y blanco, blanco y rojo,
te vio la niña del cántico:
bien merecido lo tienes,
por santo y enamorado.

Abismo reclama abismo:
¿o no lo sabías acaso?;
el amor llama a la muerte:
muerte y amor son hermanos.

Amor quema, amor hiende
carne y alma, pecho y labio.
Amor, espada de fuego;
amor, cauterio y taladro.

Así quiero verte, Cristo,
con sangre, lirios y mármol;
soles y lunas con muerte
en tus ojos y en tus labios.

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CORAZÓN DE JESÚS
Por la lanza

Por la lanza en su costado
brotó el río de pureza,
para lavar la bajeza
a que nos bajó el pecado.

Cristo, herida y manantial,
tu muerte nos da la vida,
que es gracia de sangre nacida
en tu fuente bautismal.

Sangre y agua del abismo
de un corazón en tormento:
un Jordán de sacramento
nos baña con el bautismo.

Y mientras dura la cruz
y en ella el Crucificado,
bajará de su costado
un río de gracia y de luz.

El Padre nos da la vida,
el Espíritu el amor,
y Jesucristo, el Señor,
nos da la gracia perdida.

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Sagrado Corazón (ft img)

CORAZÓN DE JESÚS
Desde la cruz redentora

Desde la cruz redentora,
el Señor nos dio el perdón,
y, para darnos su amor,
todo a la vez, sin medida,
abrió en su pecho una herida
y nos dio su corazón.

Santa cruz de Jesucristo,
abierta como dos brazos:
rumbo de Dios y regazo
en la senda del dolor,
brazos tendidos de amor
sosteniendo nuestros pasos.

Sólo al chocar en las piedras
el río canta al Creador;
del mismo modo el dolor,
como piedra de mi río,
saca del corazón mío
el mejor canto de amor.

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CORAZÓN DE DIOS

Sugerencia previa, como telón de fondo y ámbito de reflexión:
Una metáfora: “Parábola del Corazón de Dios” (Lc 15,11-24).
Un cuadro de arte: “Regreso del hijo pródigo”, de Rembrandt.
Una definición central: “Dios es amor” (1 Jn 4,16).
Una definición teológica: “Dios es Padre, más aún, es Madre” (Juan Pablo I).

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Reflexión directa a partir de estas imágenes ‘admirables’.
Nadie como Jesús -“manso y humilde de corazón”-, nos ha desvelado
(sin el recurso magistral de las fórmulas pomposas,
sino con el lenguaje desconcertante de los niños),
los grandes y múltiples matices del corazón del Padre.
La parábola sobre el Corazón de Dios, es un relato original y plástico,
por su belleza literaria, su riqueza de sentimientos y su fuerza conmovedora.

Dios Padre-Madre es de corazón fuerte:
Supo asimilar con calma el desafío injusto y caprichoso del hijo menor.
y, a pesar del desatino juvenil, o le abandona a su suerte.
Sabe dar tregua y espera que el hijo caiga en la cuenta de su desvarío mental,
sin rendirse a la desesperanza.
“Dios es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad”.
“Dios saca de la basura al pobre”.

Dios Padre-Madre es de corazón voluntarioso y encendido:
Avizora/atisba el campo y sale a su encuentro a diario.
No permite que nadie caiga en el abismo insalvable,
y -una vez reconocida el error y tomada la decisión-, ahorra humillaciones.

Dios Padre-Madre es de corazón animoso y enamorado,
increíblemente abierto y desbordante de ternura:
Libera y enaltece, lo eleva con sus brazos, le envuelve de caricias y mima
-redime la culpa- con su mirada limpia y sus besos.
“Sólo se conoce y se ama en profundidad lo que puede rodearse con los brazos”.
“Es para mí un hijo querido, un niño predilecto,
pues cada vez que lo amenazo vuelvo a pensar en él;
mis entrañas se conmueven, y me lleno de ternura hacia él” (Jer 31,20).

Dios Padre-Madre es de corazón apasionado y efusivo:
Lo alienta y embellece con orgullo;
cambia de imagen (nuevos vestidos, anillo, calzado, perfume…).
Dios Padre-Madre es de corazón jovial, alegre y festivo.
Organiza una fiesta, con las mejores galas y manjares.
Dios Padre-Madre es de corazón indulgente y generoso:
Disculpa al hijo menor y justifica el “despilfarro material”,
ante el hermano mayor, que se declara “calculador y mezquino”.

Dios Padre-Madre es de corazón fiel y solícito:
Mantiene su alianza con el hombre, por encima de ingratitudes.
Una alianza firmada y lacrada a “sangre y fuego”,
en perspectiva de perennidad: la sangre de Jesús y el fuego del Espíritu.

(J. Serafín de la Hoz Veros)

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Sagrado Corazón de Jesús 3

DAME UN CORAZÓN

Señor Jesús:
Mientras peregrino navegando
sobre turbulentas aguas de la vida
dame la alegría de tener como brújula
un corazón
que me lleve hacia el puerto del amor.

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Dame un corazón de pobre
capaz de amar, para abrirse y entregarse.
Dame un corazón paciente
capaz de amar, viviendo esperanzado.
Dame un corazón pacífico
capaz de amar, sembrando la paz en el mundo.
Dame un corazón justo
capaz de amar, jugándome por la justicia.
Dame un corazón misericordioso
capaz de amar, comprendiendo y perdonando.
Dame un corazón sensible
capaz de amar, llorando sin desalientos.
Dame un corazón puro
capaz de amar, descubriendo a Dios en el hombre.
Dame un corazón fuerte
capaz de amar, siendo fiel hasta la muerte.

Dame un corazón evangélico
capaz de amar.

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