Dios, en Su infinito amor, nos regala momentos parecidos a lo que ocurrió en el Monte Tabor. No nos quedemos allí, bajemos y vayamos al mundo a dar testimonio de Su amor. (ver artículo)
Los milagros, ¡si que son importantes! Jesús, en el testimonio de los Evangelios, realiza una abrumadora cantidad de milagros, los que son expresiones de Su Poder Sobrenatural. (ver artículo)
La tormenta arrecia, por fuera y dentro de mí también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. (ver artículo)
Como una piedra lanzada a un estanque, que produce círculos que se abren más y más, el uno más grande que el otro, pero todos provenientes del mismo evento: La Piedra fundamental, Cristo. (ver artículo)
En muchas ocasiones me pregunto qué siente Jesús en estos tiempos cuando nos mira a los cristianos, que somos Su pueblo nacido después de la Resurrección. (ver artículo)
El arado rompe, despedaza, abre, expone el alma al exterior para que la lluvia prepare, para que el sol germine la semilla. El dolor redime, cuando el alma responde al llamado. (ver artículo)
Cuando algo es la Voluntad de Dios, progresa no sin esfuerzo o trabajo, pero si de forma franca y clara, como circulando por un camino despejado. (ver artículo)