Santo temor de Dios, sé mi brújula cada día. Ahuyenta los falsos temores del mundo, dame la fortaleza necesaria para no tener miedo alguno a los avatares de mi vida... Lléname de Ti, Señor. (ver artículo)
¿A qué temo más?

Dios, en Su infinito amor, nos regala momentos parecidos a lo que ocurrió en el Monte Tabor. No nos quedemos allí, bajemos y vayamos al mundo a dar testimonio de Su amor. (ver artículo)
Quiero jugar a ser Dios, para comprender como desde la Llaga de Su Costado se abre la Puerta que nos da la Salvación... (ver artículo)