Se busca a Dios, no al milagro. Se busca al Señor de los milagros, no a los milagros del Señor. Se busca el espíritu, Dios decide cómo trabajar el alma entonces.(ver artículo)
Se busca a Dios, no al milagro. Se busca al Señor de los milagros, no a los milagros del Señor. Se busca el espíritu, Dios decide cómo trabajar el alma entonces.
¿Por qué se conmueven nuestros corazones al contemplar el origen de aquella jovencita de Palestina? Dios escogió Su Lugar, donde Él iba a formar Su Morada al llegar a este mundo. (ver artículo)
Nuestra Madre es el refugio en el que debemos encontrar el consuelo, el amor, la paz. Si ella está con nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede faltar?
Las obras de bien, que siempre son obras de Dios, brotan de Sus manos maestras en forma imprevista y haciendo que surjan de quien ni siquiera había anticipado tal posibilidad. (ver artículo)
La fe, cuando está bien afirmada, da una visión de la muerte que es opuesta a la que nuestra débil naturaleza humana nos orienta a tener.
Cada santo representa un distinto modelo de camino, de llegada a la santidad que Dios espera de nosotros. Cristo nos mostró en Su Naturaleza Humana la perfección que Su Naturaleza Divina le infundió. (ver artículo)
Pudo ser un santo como los demás Apóstoles, pilares de la Iglesia, mártires de fe. Pero fue Judas, simplemente Judas Iscariote.
El Señor me ha regalado esta semana una pista importante sobre este tema tan central a la hora de comprender el modo de pensar y actuar la Voluntad de Dios. (ver artículo)
En muchas oportunidades el hombre no comprende o niega la esencia de una obra, pero la Presencia del milagro es tan evidente que, ¿cómo negarlo?
¿Es la Paciencia algo distinto, importante, en el Corazón de Jesús? Me consoló el pensamiento de que Dios tiene que ser muy paciente para perdonar y aceptar todo olvido y traición. (ver artículo)