Jesús nos dejó los Evangelios como sostén de nuestra fe, Su Palabra, la Revelación Pública que nos dice todo lo que necesitamos.
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Jesús llevó la intención virtuosa al extremo de jamás haber pecado. Y si bien El es Dios, también fue hombre. Y como tal estuvo sometido a la tentación. Hagamos todo en la vida con una intención virtuosa. (ver artículo)