Cuando confundimos el motivo con la consecuencia, parecemos esas bicicletas con el piñón roto: pedaleamos, pero la bicicleta no avanza, aunque nos sigamos esforzando... (ver artículo)
Motivo y consecuencia

La oración y meditación nos deben ayudar a descubrir nuestras virtudes y defectos, nuestras luces y sombras. Luces que debemos poner a trabajar para ascender en nuestra elevación hacia Jesús. (ver artículo)
Quiero jugar a ser Dios, para comprender como desde la Llaga de Su Costado se abre la Puerta que nos da la Salvación... (ver artículo)
Dios nos llama desde ese lugar solitario, rincón distante, pero cercano, puerta entreabierta que deja filtrar la Luz de Su Presencia. Y llenos del asombro del amor recién reconocido, empezamos a buscar. (ver artículo)