Una niña de once años tuvo un hermoso sueño. Vio que muchas Virgencitas, representando las distintas advocaciones Marianas, cantaban orando con gran devoción. (ver artículo)
Muchas Marías, una Madre de Dios

El Padre nos da la vida,/ el Espíritu el amor,/ y Jesucristo, el Señor,/ nos da la gracia perdida. (ver artículo)