Nuestra Señora del Sagrado Corazón Jesús

“Dios, en sus Tres Personas Divinas, ama a la Santísima Virgen como a ningún otro ser creado. Y Santa María ama a Dios Trinidad como ninguna otra criatura le ama. Nadie como Santa María del Corazón de Dios, tiene una relación tal, con cada una de las Tres Divinas Personas; sólo Dios mismo prevalece. Por lo que el amor de, y a la Santísima Virgen, nos ayuda así, de forma única, a crecer en el amor a la Santísima Trinidad.”

Madre María de Jesús Velarde

Historia y contexto

Esta advocación nació en el siglo XIX, un siglo caracterizado por las devociones dulzonas, el auge de la religiosidad sensiblera y el desfavorable arte de las “estampitas”. Fue un siglo adverso para la fe, con respecto a la política y la sociedad, que avanzaban hacia el progreso y veían la religión como un lastre. Ante esto, junto a un sincero deseo de evangelizar, mediante la prolífica fundación de congregaciones caritativas, orantes o educativas, se dio el fenómeno que dicha evangelización puso acento en nuevas devociones, actos litúrgicos pomposos y exteriores y la reafirmación a toda ultranza de valores católicos frente al mundo. También es cierta una cosa, todo sea dicho: Es el siglo de la era moderna en que más santos y santas ha habido, fundadores, místicas, misioneros, que vivieron esta espiritualidad. Y también es el siglo en que más colegios y hospitales fueron fundados, inauguradas muchas misiones en Asia y África que duran hasta hoy.

Las devociones nuevas o renovadas eran acogidas calurosamente por el pueblo (algunas para ser olvidadas con el tiempo), las indulgencias concedidas con generosidad. Las advocaciones marianas se multiplican (La Luz, El Amor Hermoso, La Milagrosa). Se reafirma el vía crucis, se determinan muchos santos patronos de oficios y asociaciones, nacen los Siete Somingos a San José, el Reloj de la Pasión, los múltiples rosarios. Estamos en la Francia de la devoción al Corazón de Jesús, que comienza a lanzarse la beatificación de Juana de Arco, como ejemplo de verdadera patriota: católica, amante de la Iglesia.

La advocación y su sentido

La devoción realmente la ideó en 1846 el jesuita P. Saint Angelo, que tuvo la inspiración y comenzó a peregrinar por Francia extendiendo su idea y obteniendo recursos para llevar a cabo su plan. Expulsados los jesuitas de Francia y al emigrar este padre a Holanda, continuó allí su idea, que no cuajó, puesto que ni la devoción se extendió ni el templo que había proyectado se construyó. Es tenido por verdad que la ideó el Padre Luis Chevalier, fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón, que desde joven tuvo la idea de honrar a María, unida al Sagrado Corazón de Jesús. Sus seguidores sustentan que ni conoció al iniciador de la devoción ni oyó nunca nada sobre la advocación, mientras que los jesuitas afirmaban que sí, que se había basado en la idea original de su compañero de Orden. Se también se basan en que el título jesuítico era “Nuestra Señora del Corazón de Jesús” y el del P. Chevalier era y es “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”, pero eso no prueba nada. Pero ni es comprobable una cosa ni otra.

Ya fundada su congregación de misioneros del Sagrado Corazón, entre 1857 y 1859, mientras proyectaba el santuario que estaba construyendo en Issoudun, el P. Chevalier confirmó la idea de una advocación nueva y exclusiva para su instituto religioso. Decidió llamarla Nuestra Señora del Sagrado Corazón, como símbolo de María Madre que nos lleva a todos al Corazón de su Hijo, poderosa abogada frente al Corazón de su Hijo. De alguna manera la idea ya estaba planteada en la devoción al Corazón de María, pero era necesario plasmarlo iconográficamente. Chevalier se propuso varias metas, con la nueva advocación: honrar el amor, la obediencia de Jesús hacia María:

  1. Reconocer y propagar el poder suplicante que Cristo ha dado a María sobre su propio Corazón.
  2. Enseñar que el Corazón de María nos lleva al Corazón de Jesús.
  3. Unirse a María en su alabanza y adoración al Corazón de Jesús.
  4. Confiarle todas las causas difíciles y desesperadas, espirituales y materiales.

Y fue este cuarto punto el “gancho” que atrajo a miles de devotos, a que muchísimas iglesias dedicaran altares a la imagen, no a la original que quedó desconocida por causas que más adelante aclararé. En parte, esta advocación se propagó rápidamente por los jesuitas (como la Virgen de la Luz o Nuestra Señora de Belén), que la llevaban consigo en sus misiones, siendo así que en ocasiones precedía a los mismos misioneros del Sagrado Corazón. Algún conflicto menor y local hubo por ello, porque estos pretendían el monopolio de la advocación. Incluso al principio se negaron a que cualquiera, incluido los jesuitas, predicara o publicara sobre la nueva advocación, pero nada lograron.

La imagen original

Así, en 1861, surgió la imagen, que no es como muchos dicen, una estatua, sino una vidriera. La compuso el mismo P. Chevalier basándose en la imagen de la Medalla Milagrosa, ya muy conocida por entonces, y poniéndole un Jesús casi jovencito delante, de pie. El niño señalaba con la mano izquierda a su propio corazón, mientras que la derecha la tenía en alto, señalando a la Madre. El mensaje: “Por el Corazón de mi Madre, llegaréis a mi Corazón”, mostrando el poder intercesor casi sin límites de la Madre de Dios, llamada la Omnipotencia Suplicante. El medio para dar a conocerla fue el de siempre, fundando una cofradía, que pronto se extendió y tuvo muchísimos miembros, atraídos por la novedad de aquella devoción y su mensaje de protectora y abogada de las causas imposibles. También tuvo muchos detractores que veían una innovación innecesaria, pero que, en todo caso, solo sirvieron para hacerla más conocida y amada.

Hitos de la devoción

  1. El primer obispo en autorizarla y recomendarla fue Monseñor de la Tour d’Auvergne.
  2. Pío IX autorizó y bendijo la cofradía otorgándole varias indulgencias.
  3. El 2 de julio de 1864 el arzobispo de Tours consagró la iglesia del Sagrado Corazón de Issoudun.
  4. En 1864 entra en la Congregación el definitivo apóstol de N. S. del Sagrado Corazón: P. Víctor Jouët, quien escribió los conocidísimos “Mes de mayo en honor de Nuestra Señora del Sagrado Corazón” y el “Acuérdate”, que no es más que una paráfrasis de la popular oración atribuida a San Bernardo, en este caso, intercalando el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
  5. En 1865 se celebra por primera vez la fiesta litúrgica, el 31 de mayo. Pasó luego al último sábado del mes de mayo, por ocupar este día 31 la Fiesta de la Visitación de María, de mayor rango litúrgico (antiguamente era el 2 de julio).
  6. En 1867, se comienza una reforma del templo, para construir una capilla propia y suntuosa para la imagen.
  7. Se realiza una magnífica diadema con vistas a pedir la coronación canónica.

En 1868 Chevalier visitó Roma y el papa bendijo ambas coronas y se sumó a la Cofradía, a la que elevó a Archicofradía. La coronación fue fijada para el 8 de septiembre de 1869, que se celebró con más de 30.000 peregrinos. Se corona una estatua realizada en mármol de Carrara, según la ya conocida e ideada por Chevalier. Ese mismo día, Roma solicitó todo el material publicado sobre la devoción y algunas representaciones de la imagen, para estudiarla, ante denuncias. Incluso la coronación llegó a peligrar, pero el arzobispo decidió llevarla adelante. Solventados los problemas y aclarados los malentendidos, se permitió la devoción, pero… y llegamos al punto más curioso: la imagen debía ser cambiada:

El cambio de aspecto, crucial para el mensaje

Fue a finales del siglo XIX en que la devoción e imagen se propagó por Europa y América, principalmente México, aunque como ya dije, no en la imagen original. Roma decidió que el Niño Jesús no debía estar por debajo de María y mucho menos señalarla a ella, puesto que prestaba a confusión, dando a entender iconográficamente hablando, que ella era el objeto de la devoción, la poderosa; en definitiva, que ella era más importante que Él. Por ello se prohibió la imagen del P. Chevalier y se ordenó su cambio, de forma que el Niño “se subiera” a los brazos de María y fuera Ella quien lo señalara a Él, puesto que el fin último de toda devoción es Jesucristo. La variante más conocida es aquella en la que María sostiene el Corazón del Niño en el pecho de este, a veces ella también porta su propio corazón. Y se ideó la pintura de dudoso gusto estético, tipo “estampita” que todos conocemos, con el atractivo título de “abogada de las causas desesperadas”.

Aunque en el santuario quedó la original. En América, casi con exclusividad, es la que se conoce y se venera por influencia jesuítica mayormente, no por los misioneros del Sagrado Corazón, que llegaron después de verla establecida. Unos de los casos apartes están en la Habana, donde los P.P Escolapios veneran una estatua en su iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que sigue el estilo de la original: con el Niño a los pies y este señalando a la Madre (imagen del artículo). Otra podemos verla en el Antiguo Colegio de Párvulos, en San Juan de Puerto Rico: el Niño aparece a la derecha de María, de pie sobre una nube alta, e igualmente, señala el Corazón de María. Y en la iglesia de la Merced de Guadalajara, existe una imagen como era originalmente. No conozco de ninguna más, salvo la original de Issoudun.

La Oración del Acordaos y del Acuérdate

Lo esencial de lo que implica el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón: el poder de María sobre el Corazón de su Divino Hijo. Ello es lo que convierte a María en la más poderosa intercesora. Y por ello se le denomina también como “Abogada de las causas difíciles y desesperadas”
Todos los devotos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón gozamos también de una oración “oficial” dirigida a ella. Le llamamos la Oración del “Acordaos”. Es una bonita oración de súplica que millones de personas rezan a diario en los cinco continentes y que es considerada como una poderosa oración de intercesión.

ACORDAOS

¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, del inefable poder que vuestro Hijo divino os ha dado sobre su Corazón adorable. Llenos de confianza en vuestros merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección! ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias, y el que podéis abrir a vuestro gusto para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que solicitamos. (Se pide la gracia que se desea alcanzar) No, no podemos recibir de Vos desaire alguno, y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. ¡Así sea! ¡Ntra. Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros! (Repetir con fervor tres veces.)

Hay una versión más moderna que llamamos “Acuérdate” y que trata de expresar lo mismo, pero bajo la óptica teológica del Vaticano II. (versión de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús)

ACUÉRDATE

Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las Maravillas que hizo en Ti el Señor. Él te escogió por Madre y te quiso junto a su cruz. Ahora, te hace partícipe de su gloria y escucha tu plegaria. Ofrécele nuestra alabanza y nuestra acción de gracias. Preséntale nuestras peticiones…(Se pide la gracia que se desea alcanzar) Haznos vivir como Tú, en el Amor de tu Hijo, para que venga a nosotros su Reino. Conduce a todos los hombres, a la Fuente de Agua Viva que brota de su Corazón, extendiendo, sobre el mundo, la esperanza y la paz, la misericordia y la salvación. Mira nuestra confianza, responde a nuestra súplica y muéstrate siempre nuestra Madre. Amén. Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Ruega por nosotros. (Se dice tres veces).

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Fuente: Religión en Libertad y Hijas de Santa María del Corazón de Jesús