

Nuestro espíritu se fortalece porque sabe que ya viene la época linda, del brote verde y tierno de la obra nueva, de la satisfacción infinita, que a nada se puede comparar.
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Si mi unión con Jesús está firme y fundamentada en una confianza ciega en Él, mi esperanza crece y florece en la alegría de saberme hijo de Dios.
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