No sé en qué medida los cristianos que hablamos abiertamente de nuestra fe, tomamos conciencia de que somos hermanos, hijos de un mismo Padre. (ver artículo)
La verdadera Fe, esa que se vuelve indestructible y nos prepara para hasta dar la vida por el Señor, está hecha de esa sustancia invisible que se instaló en nuestro corazón. (ver artículo)
El abrazo que Dios nos regala aquí abajo, entre nosotros, es entonces un anticipo de los abrazos que Él mismo nos promete para cuando por Su Misericordia lleguemos a Su Presencia. (ver artículo)
Desde hace años le digo a amigos y hermanos en la fe, que siento pertenezco al Club de los rotos. Muchos me preguntan que es eso, y lo he explicado con el corazón lo mejor que pude... (ver artículo)