Meditaciones

La santa duda

El Señor, lleno de sabiduría, me deja a ciegas. Él apenas si deja que por una rendija se cuele un haz lastimoso, necesario para salir de esa oscuridad.
(ver artículo)

Nuestra responsabilidad

No, Dios no impide nuestros errores, aunque de modo misterioso interviene en aquellas encrucijadas en que Su Voluntad se encuentra condicionada por un desvío demasiado importante. (ver artículo)