San Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. (ver artículo)
¡Bienaventurados aquellos que te aman y se alegran de tu paz!”, pienso que es profecía no ya de la Ciudad Santa, sino del destino de mi criatura (ver artículo)
Obispo, hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y diligencia convirtió a los visigodos de la herejía arriana a la fe católica. (ver artículo)
Quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu. Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser y mi alma. (ver artículo)
San Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos. (ver artículo)
Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. Sus vestidos se volvieron más blancos que la nieve, y su rostro más resplandeciente que el sol. (ver artículo)
Alfonso, fundó la Congregación del Santísimo Redentor ¡Gracias por tu vida, por tu sueño, por tu horizonte de tan amplias miras! En nombre de los pobres abandonados. (ver artículo)
Por la intercesión de San Miguel Arcángel y el Coro de los Santos Serafines, te pedimos Señor que nos libres de todo mal, especialmente de esta pandemia. (ver artículo)