Pentecostés, la gran fiesta del Espíritu Santo

"En disposición humilde/ mi alma te glorifica, Dios sublime de Israel/ -cantó con fervor María-; aunque no entiendo el misterio/ acepto su melodía. Cúmplase tu voluntad/ y no se haga la mía” (ver artículo)
que jamás te ha olvidado. (ver artículo)
La vida es un abrir y cerrar de ojos comparada con la eternidad. La eternidad no tiene descanso, es para siempre. Que esta verdad nos ayude a prepararnos para el bien morir. (ver artículo)