Vivimos inmersos en el mundo, por lo que estas pequeñas o grandes experiencias de tentación seguida de pecado ocurren a diario, demasiado a menudo. (ver artículo)
No, Dios no impide nuestros errores, aunque de modo misterioso interviene en aquellas encrucijadas en que Su Voluntad se encuentra condicionada por un desvío demasiado importante. (ver artículo)