Que esta palabra sea el grito de mi corazón desde la aurora. ¡Oh María! Que tu bendición los acompañe, los guarde, los defienda. (ver artículo)
Que esta palabra sea el grito de mi corazón desde la aurora. ¡Oh María! Que tu bendición los acompañe, los guarde, los defienda. (ver artículo)
Los santos de Nuestra Iglesia la revisten de la Gloria del Señor. Y es quizás el sufrimiento que ellos viven al enfrentar los milagros que Dios hace a través de ellos, lo que más los convence de la realidad de ser indignos mensajeros de la Gracia. (ver artículo)