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Señor, vacíame de mi yo, y haz que mi interior sea cálido, para que Tu Espíritu pueda anidar en mi corazón. Ayúdame para que pueda encontrarte a Ti.
¡Porque sólo Tú eres! (ver artículo)
Ámame Señor aunque te niegue, más de tres veces mientras asoma el alba, ámame porque siento que en esta noche, he encontrado el camino a casa.
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Dios, en Su infinito amor, nos regala momentos parecidos a lo que ocurrió en el Monte Tabor. No nos quedemos allí, bajemos y vayamos al mundo a dar testimonio de Su amor. (ver artículo)