Lo tengo que confesar: he vivido una vida sin fe, o con una fe tremendamente débil. Si, sabía que Dios existía, pero vivía también con una duda permanente...(ver artículo)
Lo tengo que confesar: he vivido una vida sin fe, o con una fe tremendamente débil. Si, sabía que Dios existía, pero vivía también con una duda permanente...