La formula es entonces simple, es una sociedad perfecta: la parte humana se esfuerza, y abre las puertas a la Gracia que Dios derrama abundantemente sobre el alma que trabaja. (ver artículo)
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Los Dones del Espíritu Santo se derraman sobre el mundo desde el día del nacimiento de la Iglesia, en presencia de la comunidad de los Apóstoles y la misma Madre de Dios. (ver artículo)
Un joven que, frente al dolor y la adversidad, nos da un testimonio de amor a Dios y perseverancia en la fe... (ver artículo)