Lo hizo gracias a la fe, la confianza en Dios, la ayuda de la familia y los amigos y su devoción a la Virgen de Fátima (ver artículo)
Lo hizo gracias a la fe, la confianza en Dios, la ayuda de la familia y los amigos y su devoción a la Virgen de Fátima (ver artículo)
¡Piedad, Hijo de David, ten piedad de mí! Una y otra vez, el grito sacude a hombres, bestias, arboles y hasta a las rocas. ¡Piedad, Hijo de David, ten piedad de mí!
Pienso que esta madre es muy valiente, pues es testimonio de una apuesta por la vida de su hijo, lo promueve, lo valora y principalmente lo ama.
Al mover las manos hacia atrás y adelante frente a mis ojos, me di cuenta que había sido sanado, pero en lugar de saltar de alegría, me invadió el miedo y la turbación.
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