Nuestra Madre, la Virgen María siempre nos ha sorprendido con su ejemplo, entrega a Dios y su manera de presentarse ante todos los pueblos de la tierra.
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Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo.. ¡Roguemos a la Virgen! (ver artículo)
espiritualidad, de la Iglesia y de nuestra propia conversión. (ver artículo)