"Hasta ahora tú has sido mi padre en la tierra. Pero en adelante podré decir: “Padre nuestro, que estás en los cielos” —San Francisco de Asís—
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Él es la prueba de que con el fin de ser un seguidor bueno y genuino de Cristo, no hay necesidad de grandes cosas, es suficiente tener las virtudes comunes. (ver artículo)