Deseó ardientemente acompañar al papa Sixto II en su martirio. Por la fe de Cristo superó el tormento del fuego, y el instrumento de su tortura se convirtió en distintivo de su triunfo (ver artículo)
La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe. (ver artículo)
San Cayetano de Thiene, presbítero, que en Nápoles, en la región de la Campania, se entregó piadosamente a obras de caridad, especialmente a favor de los aquejados de enfermedades (ver artículo)
San Juan María Vianney, aquél hombre de fe profunda que, a pesar de las dificultades, entregó al Señor su vida como párroco de Ars y consigo llevo a cuantos lo escuchaban y se confesaban con él. (ver artículo)
Alfonso, fundó la Congregación del Santísimo Redentor ¡Gracias por tu vida, por tu sueño, por tu horizonte de tan amplias miras! En nombre de los pobres abandonados. (ver artículo)
Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san Juan Evangelista, fue testigo de la transfiguración. Leegó a España, a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana. [ver video] (ver artículo)
El obispo de Tolosa San Saturnino le envió a predicar el Evangelio a Pamplona, le consagró por su primer obispo y, vuelto después de algunos años a las Galias, predicó el Evangelio en el norte de Francia (ver artículo)