No, Dios no impide nuestros errores, aunque de modo misterioso interviene en aquellas encrucijadas en que Su Voluntad se encuentra condicionada por un desvío demasiado importante. (ver artículo)
Nuestra responsabilidad
En el punto de unión de los Dos Maderos, en la Cruz, Jesús amó hasta el infinito. Dejó todo allí por nosotros. Su Padre lo envió para que nos salve, conociendo de antemano el precio de nuestra salvación (ver artículo)
Un acto de heroísmo puede más que mil plegarias, es la llama que quema nuestros pecados ante la Mirada de nuestro Adorable Jesús. El se abraza a nosotros y llora de emoción. (ver artículo)