Dios, en Su Infinita Misericordia, se adapta una y otra vez a nosotros para tratar de llamar nuestra atención... ¿Nosotros nos adaptamos a él...?
(ver artículo)
(ver artículo)
En el punto de unión de los Dos Maderos, en la Cruz, Jesús amó hasta el infinito. Dejó todo allí por nosotros. Su Padre lo envió para que nos salve, conociendo de antemano el precio de nuestra salvación (ver artículo)