Y Dios, que ha hecho y sigue haciendo cuanto está a Su alcance dentro de Su Ley de Misericordia y Justicia, ve con tristeza qué poco nos aprovecha de todo lo que de Él recibimos. (ver artículo)
En este mar apático se nada y se nada, buscando una isla donde aferrarse. Y esas islas aparecen, cuando cruzamos nuestro camino con alguien que ve a Dios en lo cotidiano. (ver artículo)
“Señor, me entrego a Tu Voluntad. Tú sabes lo que es mejor para mi, yo no entiendo, ni pretendo entender. Sé que mi enfermedad es para mi bien, porque sana mi alma... (ver artículo)
Jesús te ama, tú lo sabes bien. Él te mira y desea que estés en Sus Brazos, abrazo espiritual que protege y alimenta. Es tu alma la que debe optar. (ver artículo)
Cuando confundimos el motivo con la consecuencia, parecemos esas bicicletas con el piñón roto: pedaleamos, pero la bicicleta no avanza, aunque nos sigamos esforzando... (ver artículo)
Muchas veces le decimos a Dios: Señor, yo quiero hacer Tu Voluntad, pero no sé cómo conocerla. ¡Ayúdame! Entonces tenemos que poner los pies en el Camino y avanzar con paso decidido... (ver artículo)
María, campana sonora que repica y despierta a las almas de buena voluntad. María, el desierto donde se refugian los que se sienten necesitados de silencio, de consuelo. (ver artículo)
Señor, sé que el precipicio está siempre demasiado cerca de mí. No permitas que escuche las voces que me sugieren hacer de Ti algo más; sabiendo que en ti está la salvación. (ver artículo)