Un cineasta católico nos dice: «Dios no falla»

«De repente, me encontraba muerto de frío por las calles de Villa María del Triunfo buscando un bebé donde fuera…».

Hace ya más de diez años un día poco después de mi Confirmación estaba caminando por una cancha del colegio San Agustín y le pregunté a Dios: «¿Cómo puedo devolver todo el bien que haces por mí?». La respuesta fue casi inmediata y desde entonces sé que mi vocación es la de contar historias que devuelvan la mirada hacia Él.

El camino ha estado lleno de subidas y bajadas, muchas ganancias, pero también muchas perdidas. Sin embargo, en todo este tiempo, Dios ha sido muy bueno con nosotros. Sin esperarlo, con el primer cortometraje realizado con «BienAventurados Films» obtuvimos el primer lugar en el «Festival Mirabile Dictu» realizado en el Vaticano y además, fuimos premiados en los dos festivales de cine que tuvieron lugar en la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá: «The Iñigo Film Festival» y «Goodness Reigns».

Hoy les comparto mi más reciente trabajo, llamado «Host: Hijacked». Antes de verlo me gustaría que leyeras el artículo completo para comprender el propósito de esta producción y cómo Dios nos permitió lograrlo.

El primer obstáculo 

En nuestro primer año hemos realizado más de 10 cortometrajes y si bien fue toda una aventura, hubo un tema que siempre estuvo en contra: el dinero. ¿Cómo realizar producciones que puedan llevar mensajes trascendentes a todos —de manera gratuita— si siempre van a existir altos costos de producción?

Intenté mantenerme firme y muy confiado en la providencia por muchos meses, pero luego de estar endeudado por más de lo que podría pensar, me topé fuertemente con la impotencia de ver cómo los procesos y costos de la producción audiovisual me sobrepasaban inmensamente. Pensé: «Quizás llegué a mi límite, hemos podido ser instrumentos con nuestro primer proyecto y llegamos a muchas personas, quizás Dios quiere que lo dejemos ahí».

Sin embargo, de manera muy inesperada, surgió la posibilidad de participar en un concurso internacional con un premio importante en equipos audiovisuales que nos permitiría seguir produciendo. Creo que nunca dudé tanto sobre algo en este camino, pues eso implicaría realizar un cortometraje sin ningún mensaje trascendente, sino pensado exclusivamente para «ganar un premio». Pensé que quizás Dios no querría eso de mí, pero luego de pensarlo y orar mucho, me decidí.

Lo que Dios me recordó

Hoy pienso de vuelta en ese momento y solo oigo un grito muy fuerte de parte de Dios: «Miren que los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como las serpientes, y sencillos como las palomas». (Mt 10, 16)

En pocas palabras, Dios me dijo que me arriesgara, que aprovechando los medios del mundo hiciera lo que en ese momento era necesario y que Él se encargaría del resto. Fue así que iniciamos un proceso de producción completamente agotador y accidentado (sobre el cual podría escribir mil historias). Sin embargo, hubo un hecho que me marcó mucho y que espero sea motivo de bendición para quien esté leyendo esto.

El actor providencial

Estábamos con el equipo de producción grabando en Villa María del Triunfo, con los recursos muy limitados con los que contaba, y nos faltaba solo una escena para terminar. Sin embargo, hacía falta un actor para poder grabarla: un bebé.

El bebé que había confirmado inicialmente se puso mal la noche anterior, conseguimos otro y tuvo un pequeño incidente que le impidió llegar. Conseguimos uno último, pero llegó y se sentía tan mal que tuvo que retirarse antes de siquiera empezar a grabar.

Llegaron las 3pm, hora final del rodaje y el equipo debía retirarse, pero nos seguía faltando la escena del bebé. Por un instante pasó por mi cabeza ese temor que sé que siempre estará presente: «Quizás es el final del camino. Quizás hasta aquí llegaste. Quizás te equivocaste y Dios no quería esto».

Sin embargo, haciendo fuerza contra ese primer instinto, hice lo único que racionalmente me parecía indicado: salí a buscar un bebé por las calles. Y de repente, me encontraba muerto de frío por las calles de Villa María del Triunfo buscando un bebé donde fuera.

La promesa cumplida

Luego de dar los primeros pasos vino rápidamente a mí el recuerdo de la promesa que Dios me había hecho: «Yo me encargo». Y en medio de la calle, me di un momento para orar y «recordarle» a Dios que me dijo que Él se iba a encargar y que confiaba plenamente en que de algún modo Él pondría a las personas indicadas para poder encontrar ese bebé. Necesitaba terminar ese proyecto para poder ganar ese premio y para seguir produciendo para Él.

Pregunté a algunas personas en la calle, sin éxito, y a los pocos minutos me topé con un salón de belleza. Pensé que podría ser ahí el lugar indicado, aunque no había bebés a la vista. Dudé unos instantes, luego entré y pregunté a las encargadas: «¿Viven por aquí?».

Finalmente, tuve una de las conversaciones más agradables de mi vida y resultó que la hija de una de las encargadas tenía un bebé de dos meses y aunque vivía un poco más lejos, justo estaba de visita cerca. A los pocos minutos llegó Nayely, su esposo José y el pequeño Omar: el actor que llegó para dar testimonio de la providencia de Dios.

No podía contener la emoción de ver tan claramente cómo Dios se manifestaba, por lo que me aseguré de que toda la familia del pequeño Omar supiera que encontrarlo en ese momento fue algo completamente providencial. Logramos terminar de grabar y le di a Nayely el poco dinero que había podido conseguir para el pago del pequeño actor.

A los pocos días ella me contó que justo un día antes habían tenido un problema económico y que ese monto era lo que necesitaban para poder cubrir los gastos que tenían: simplemente era Dios que no se cansa de dar.

El gran reto de estos días

Pudimos finalizar la realización del cortometraje y quedó un producto bastante simpático. Actualmente estamos en competencia con más de 1.500 cortometrajes de todo el mundo y aunque al principio parecía imposible, yo le sigo repitiendo a Dios: «Tú me dijiste que te encargarías, así que confío en tu promesa».

Hoy nos encontramos en el puesto 17 de 1.679 cortometrajes. La votación dura hasta fin de septiembre y nos ayudaría muchísimo si pudiesen votar por nuestro cortometraje (puedes hacerlo en este enlace) para poder continuar este loco camino que Dios nos ha puesto delante.

__________________
Fuente: Catholic-link
Artículo escrito por Cristian García