Teresita, la niña nombrada misionera que podría llegar a los altares

Teresita Castillo ha sido una niña entregada a Jesús que, sufriendo un cáncer durante años hasta su muerte el pasado 7 de marzo de 2021, ha querido anunciar su mensaje hasta convertirse oficialmente en misionera.

Precisamente ser misionera era el gran sueño de esta niña fallecida en Madrid y así se lo pidió al vicario episcopal de Madrid, Ángel Camino Lamela, cuando el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, acudió a visitarla al hospital de La Paz.

Teresita con su oficio de misionera, otorgado por el Vicario Episcopal de la Vicaría VII en Madrid, D. Ángel Camino Lamelas

Una gran cadena de oración por ella dio la vuelta al mundo. Niños, adultos, comunidades religiosas de España y otros muchos países han rezado por ella. Y tras ser constituida misionera, muchos ya hicieron a Teresita “como la protectora para los niños en misión”.

Este sacerdote quedó impresionado y sin palabras ante la enorme fe de una niña gravemente enferma. Su testimonio de amor a Jesús en mitad del sufrimiento es un ejemplo para todos, no sólo para los niños, pues muestra cómo debe ser el camino al Cielo, pues como dice el Evangelio “si no sois como niños no entrareis en el Reino de los Cielos.

Tras conocer el fallecimiento de Teresita, esta gran misionera, el padre Ángel Camino envió a los sacerdotes de la Vicaría VIII de Madrid, una carta donde contaba el bello testimonio de esta niña y la gran lección de fe que recibió.

El relato de los hechos

Así era Teresita, cariñosa, alegre, ocurrente…

Para la pequeña, esto fue «muy significativo» y llegó además en un momento de mucho deterioro, porque «ya llevaba dos válvulas que habían fallado y cada vez que le fallaba una válvula y se le obstruía era mucho dolor». Nos lo cuenta Teresa, su madre, voz profunda y cálida al otro lado del teléfono, quien aun en medio del dolor ha querido dar a conocer a su niña, que «era muy cariñosa, muy alegre, muy empática, ocurrente; tenía una personalidad muy bonita». Saludaba a todos por la calle, también a los desconocidos, «y yo he visto a alguna señora mayor emocionarse solo de cómo saludaba». «Les hacía sentirse importantes», asegura su madre. «Con 6 años –recuerda– fuimos a ver a sus primos, que vivían en Inglaterra, en avión. Y a mi lado había un señor, y Teresita, preocupada, me dijo: “¿No le vas a preguntar cómo se llama?”.

Incluso a pesar de todos sus sufrimientos de las últimas semanas, Teresita seguía derrochando simpatía. «Pero qué bien habéis hecho la cama», les decía a las enfermeras, o «qué rico el desayuno». «Por la noche me ha sangrado la nariz –le dijo a su madre el 10 de febrero–, pero no importa porque está todo muy bien». A su abuela, una de las veces que acudió aprovechando un traslado de la UCI a hacerle un TAC, le dijo al verla: «Pero abuelita, ¡qué guapa estás con tus rizos!», y le hizo fijarse en su cruz de misionera, que llevaba colgada en la barra de la cama. «Mi madre se emocionó –cuenta Teresa madre– por que le dijera lo de los rizos».

«Era una niña muy niña, solo quería jugar y estar con niños», pero a la vez con una vida espiritual profunda y fuerte. Desde los 3 años –edad a la que llegó a España en adopción, procedente de Siberia–, iba con su madre a Misa todos los días, «y disfrutaba mucho» porque, al ser tan sociable, luego saludaba a todos. Sobre todo, a los sacerdotes, «a cualquier iglesia que íbamos, solía pasar al terminar la Misa a la sacristía a saludar al sacerdote». En su colegio, el Veracruz, de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús (Galapagar), procuraba también ir a Misa siempre que podía, y comulgaba. Un comunión que recibió también en el hospital a diario, excepto cuando estaba intubada.

Carta y testimonio de D. Ángel Camino

Queridos sacerdotes,
Esta vez no os escribo para convocaros a ninguna reunión ni para pediros estadísticas o comunicaciones. Esta vez os escribo, simple y llanamente, para notificaros el fallecimiento de una niña que ha repercutido mucho en mi vida personal y como Vicario. Una niña: Teresita; y unos padres: Teresa y Eduardo. ¡Una familia cristiana!…

Os explico brevemente. El pasado 11 de febrero, Jornada del enfermo, este año he ido a celebrar la Eucaristía al Hospital de La Paz. La he celebrado acompañado de los capellanes y de una variada asamblea: médicos, enfermeras, familiares de enfermos, etc. Al concluir la Eucaristía, acostumbro a ir con los capellanes a visitar a algunos enfermos para administrarles la Unción o darles la comunión. Esta vez los capellanes, sabiendo mi costumbre, habían propuesto que fuera a visitar a una niña gravemente enferma, que la operaban de un tumor en la cabeza al día siguiente. Con muchísimo gusto acepté la propuesta. Hemos llegado a la UCI debidamente equipados, he saludado a médicos y enfermeras, y acto seguido me han llevado a la cama de Teresita que estaba junto a su madre Teresa. Un vendaje blanco rodeaba toda su cabeza, pero tenía la cara suficientemente descubierta como para percibir un rostro verdaderamente brillante y excepcional. La he saludado con todo afecto, indicándole que en ese momento venía en nombre del Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid para traerle a Jesús.

Ahora os entrecomillo las expresiones de Teresita; me dice: “¿me traes a Jesús verdad?”, sí, le respondo, te traigo a Jesús y la fuerza del Espíritu Santo con la Unción. A continuación me dice: “¿Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús”. Lo oye su madre y dirigiéndose a su hija le dice: “dile a Ángel lo que tú quieres ser”. Mira fijamente a su madre y le dice: “¿Se lo digo de verdad?” y la mamá dice: “tú verás”. Teresita me dice: “yo quiero ser misionera”. Me impacta tanto su respuesta, totalmente inesperada para mí, que cogiendo fuerzas de dónde no tenía, por la emoción que me produjo su respuesta, que le digo: “Teresita, yo te constituyo ahora mismo misionera de la Iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo acredita y la cruz de la misionera”. Ella añade: “P. Ángel ¿sabes una cosa?: yo rezo para que muchos niños conozcan a Jesús”. A continuación le he administrado el Sacramento de la Unción, le he dado la comunión y la bendición apostólica del Papa Francisco. Ha sido un momento de oración, sumamente sencillo pero profundamente sobrenatural. Se han unido a nosotros algunas enfermeras que espontáneamente nos hicieron unas fotos, para mí totalmente inesperadas, y que quedarán como un recuerdo imborrable. Nos hemos despedido mientras ella con su mamá se quedaba rezando y dando gracias.

Esa mañana tenía una reunión de Arciprestazgo; en cuanto la terminé fui directamente a la Vicaría y ayudado por los secretarios Miguel y Mª Pilar, elaboramos el oficio de misionera bajo un pergamino verdaderamente precioso. Recogí la cruz de la misionera y a las cinco de la tarde regresé de nuevo al Hospital de La Paz. Me estaban esperando los capellanes y fuimos derechos a la UCI nuevamente. En cuanto me ve la mamá dice en voz alta: “Teresita ¡no me lo puedo creer! Viene el Sr. Vicario con el regalo para ti”. La niña que estaba medio dormida se despertó de inmediato y cogió entre sus manos el documento y la cruz. La mamá se lo lee en voz alta, mientras ella escucha atentamente y ocurre lo que nos imaginábamos, se emociona hasta que la madre la consuela, y Teresita dice en voz alta: “esa cruz pónmela en la barra para que la vea bien, y mañana la llevo al quirófano. Ya soy misionera”. Nos despedimos con estas palabras de Teresitas: “Entonces P. Ángel ¿soy misionera?”, y yo respondo “tú eres misionera”.

Aquí podría terminar el relato de esta sencilla y profunda experiencia. Lo que yo no me podía imaginar es que a través de los contactos de los padres, este testimonio llegó a oídos del Delegado Nacional de Misiones. Me llama al día siguiente y me hace esta pregunta: “¿tú has constituido en el Hospital de La Paz a una niña misionera?” efectivamente, le digo, “ayer después de darla la unción y la comunión, la constituí misionera con la oración preceptiva y posteriormente le llevé el documento y la cruz de la misionera”. A continuación me dice: “este testimonio ha dado la vuelta en todo el mundo misionero de España y ya han puesto a Teresita como una nueva protectora para los niños en misión”. Posteriormente los papás me han ido reenviando mensajes de distintas personas impactadas por el testimonio de Teresita.

Hoy domingo, 7 de marzo, a las 9:00 h. Teresita ha partido hacia el cielo. Se la ha velado en el Tanatorio de El Escorial. Estando rezando el Rosario con los papás y el aforo al máximo permitido, me ha llamado el Sr. Cardenal, D. Carlos Osoro, para hacerse presente. Han sido unas palabras llenas de esperanza que han consolado abiertamente a los padres, familiares y niños compañeros de Teresita. Ha concluido D. Carlos dando la bendición a Teresita de cuerpo presente y a todos los acompañantes.

Cuando he creído que estaba todo terminado, la tía de Teresita en voz alta y delante de todos en la sala del Tanatorio me dice: “P. Ángel ¿me permite que le ponga el audio que Teresita me envió el mismo día que usted la constituyó misionera?”. Por supuesto, respondí, y textualmente oimos con una voz muy suave, como de alguien que está cansado, pero que saca fuerzas de dónde no las tiene, y dice: “Hola tía, te cuento una cosa muy importante para mí, esta mañana después de recibir la Unción y la comunión, el Vicario de Madrid me ha constituido misionera: ya soy misionera”. Como os podéis imaginar quedé sin palabras.

El entierro será mañana día 8 de marzo a la misma hora que la Eucaristía por D. Tomás Juárez. Los padres han comprendido perfectamente que no pueda acompañarles físicamente. Estaré en la Misa de gloria que celebrarán a finales del mes de marzo.

Disculpad la extensión de la carta pero si este testimonio no lo comparto con los sacerdotes, vida consagrada y laicos de la Vicaría VIII ¿con quién lo voy a compartir?.

Os invito, pues, a que recéis por Teresita y, sobre todo, a que os encomendéis a ella porque estoy convencido que va a proteger de un modo especial a toda la Vicaría VIII, en la cual ella fue constituida misionera.

Recibid un fuerte y fraterno abrazo.
Ángel Camino Lamela, osa.
Vicario Episcopal. Vicaría VII
I

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Fuente: Vicaría VIII Noroeste de la Archidiócesis de Madrid, Archimadrid.org y Religión en Libertad