Tenemos dentro una fuerza que nos lleva a Dios. Pero esa fuerza, misteriosa y poderosa, toca nuestras almas y se van creando caminos hacia la Gracia y a la Luz.
(ver artículo)
(ver artículo)
Manos consagradas al servicio de Dios que hacen posible que el cielo, como bendición o como Pan Eucarístico, llegue y transforme nuestras vidas... (ver artículo)