La verdad es que para Dios no aplican nuestros cortos pensamientos ni nuestros imperfectos sentimientos. Él trae a este mundo a las almas, y las recoge a Su seno también. (ver artículo)
Cuando muere alguien bueno

El arado rompe, despedaza, abre, expone el alma al exterior para que la lluvia prepare, para que el sol germine la semilla. El dolor redime, cuando el alma responde al llamado. (ver artículo)
En el punto de unión de los Dos Maderos, en la Cruz, Jesús amó hasta el infinito. Dejó todo allí por nosotros. Su Padre lo envió para que nos salve, conociendo de antemano el precio de nuestra salvación (ver artículo)