¡Escúchame! Soy tu Madre. Él me ha hecho tal. ¡Él! Tú tienes que obedecerme. Abre. Yo te amo... ¡Abre a tu pobre Madre este portón que nadie quiere abrirle!
(ver artículo)
(ver artículo)
Tú que has plasmado las (ver artículo)
La sangre del San Juan Pablo II, después de más de 10 años permanece inexplicablemente, fresca y sin secarse. [Mira la entrevista] (ver artículo)