Para navegar en este mundo, necesitamos adaptarnos a las cambiantes condiciones que este mundo-mar tumultuoso nos propone cada día. Una vela, una brújula y un ancla serán imprescindibles... (ver artículo)
El Señor nos mira, nos ve todo el tiempo. ¡No podemos engañarlo! Pensemos en nuestros más profundos sentimientos, cuando actuamos en el llano de nuestra vida. (ver artículo)
La Eucaristía es el centro de nuestra vida, donde Cristo se hace uno con todos nosotros, y no podemos perder la oportunidad de dejar que Él nos transforme... (ver artículo)
Es lindo, a no dudarlo, aunque todavía se puede sentir algún tipo de desencanto. No logramos una felicidad o satisfacción duradera, a lo sumo fogonazos de felicidad, de gozo. ¿Por qué? (ver artículo)
Buscamos permanente, aunque aveces no sabemos bien qué buscar. Nos perdemos en los laberintos del mundo, confundidos y somos incapaces de comprender cuál es el sentido de nuestra propia existencia... (ver artículo)
Demos alegría al mundo, demos esperanza y optimismo también. Y hagamos que nuestras sonrisas, nuestras palabras o nuestros silencios hagan crecer a quienes nos rodean... (ver artículo)
Si quieres entender el cuerpo de Cristo, escucha al Apóstol, que dice a los fieles: Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros (1Cor 12,27) (ver artículo)
La tormenta arrecia, por fuera y dentro de mí también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. (ver artículo)