Algunas de nuestras devociones y oraciones predilectas. No pretendemos aquí recoger todo el devocionario de la Iglesia porque eso es una tarea demasiado grande para nosotros, pero si aquellas que mas llegan a nuestro corazón. La oración y la contemplación abren el Corazón Misericordioso de Dios
¡Escúchame! Soy tu Madre. Él me ha hecho tal. ¡Él! Tú tienes que obedecerme. Abre. Yo te amo... ¡Abre a tu pobre Madre este portón que nadie quiere abrirle! (ver artículo)
En Nevers, en Francia, santa María Bernarda Soubirous, siendo aún niña, asistió a las apariciones de la Inmaculada Santísima Virgen María (ver artículo)
Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé. Te he conocido, y he tenido hambre y sed de Ti. Tú me has tocado, y he sido encendido por tu paz. (San Agustín) (ver artículo)