Fiesta de los Esponsales de la Santísima Virgen María con San José

Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien era carpintero.

 Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José. El evangelio según san Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en Lucas también donde es llamada “llena de gracia”, “bendita entre las mujeres”, “madre del Señor”…

La sentencia comúnmente aceptada por los teólogos es que María contrajo verdadero matrimonio con San José. Para algunos es incluso verdad de fe (como Virgilio Sedlmayr OSB), para otros próxima a la fe (Alejo María Card. Lepicier OSM). Según el Papa Benedicto XIV, la sentencia contraria (es decir, que no hubo matrimonio verdadero) es ‘temeraria’.   Los textos bíblicos siempre hablan de ‘desposorio’, ‘matrimonio’:

  • Lc 1,26-38: ‘una virgen desposada con un varón de nombre José’;
  • Lc 2,5: José fue a Belén, ‘con María su esposa’;
  • Mt 1,18-25: ‘Estando desposada María… con José…’; ‘…José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa…’; ‘recibiendo en su casa a su esposa’… 

Estos textos indican claramente que en el momento de la Anunciación, María estaba ciertamente desposada con José. Era virgen (lo dice expresamente San Lucas). Tenía intención de permanecer virgen, aún estando, como ya estaba, desposada: lo expresa claramente su pregunta al ángel: “¿cómo podrá suceder esto, si no yo conozco varón?”; esta pregunta carece de todo sentido y es ininteligible en una mujer que está a punto de convivir con un hombre, pues en tal caso debería haber supuesto que concebiría del modo más natural del mundo, una vez que empezase a convivir con José. Distinto es el caso en que Ella tuviese intención, compartida con su esposo, de permanecer virgen; en este caso: o el ángel está hablando de un cambio de planes por parte de Dios…. o de un milagro inaudito.

La Encarnación del Verbo tuvo lugar antes de que María fuese llevada a casa de José. Revelado a José el misterio de la concepción virginal, José llevó a María a su casa, celebrándose las nupcias (Mt 2,24). El matrimonio se realizó según el ceremonial hebreo que incluía: primero los esponsales o promesa de unión (en este estado de vida estaba María en la Anunciación) y luego las nupcias o solemne introducción de la esposa en casa del marido.

Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas (en hebreo נַעֲרָה, na’arah), y a partir de esa edad podían desposarse.

El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era preciso. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él.

Los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la consideraba adúltera, y si éste moría, a ella se la consideraba viuda.    Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se llamaba “marido”. Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa. Por eso el ángel llama a María con el apelativo de esposa: «José, no temas aceptar a María, tu esposa».

En cuanto a la naturaleza del matrimonio hay que decir que San José y la Virgen María contrajeron verdadero matrimonio en cuanto a su esencia (o como se dice en teología: en cuanto a su primera y esencial perfección) porque lo formal del matrimonio (lo que constituye propiamente a un hombre y una mujer en esposos) es el consentimiento para la unión conyugal, es decir en la unión indivisible de los ánimos.

En cuanto a la segunda perfección (que es el uso del matrimonio o unión carnal de los esposos) José y María renunciaron voluntariamente antes ya de que María fuese introducida en casa de José. ¿Esto implica imperfección del matrimonio? Hay que distinguir que en cuanto a la unión carnal, no fue matrimonio perfecto, pero sí fue perfecto en cuanto a la educación de la prole: el niño Jesús.    ¿Cuáles fueron los motivos de conveniencia para que María se desposase con San José si no iban a tener vida matrimonial (en cuanto a la unión carnal)? Los motivos más importantes que señalan los santos Padres son:

  • Para que Jesús no fuera tenido por hijo ilegítimo por los impíos.
  • Para escribir su genealogía dentro del uso corriente, por medio del varón.
  • Para ocultar al diablo el parto de la Virgen.
  • Para que José tuviera el oficio de alimentarlo y protegerlo.
  • Para librar a la Virgen de toda infamia (calumnia).
  • Para que no fuera apedreada como adúltera por quienes no aceptasen el milagro de la Encarnación virginal.
  • Para que tuviese el auxilio de José a lo largo de su vida.
  • Para simbolizar a la Iglesia desposada con Jesucristo.
  • Para honrar a la virginidad y al matrimonio, y presentar tanto a las vírgenes como a las esposas un ejemplo vivo de virtud.

Aunque la idea de un Oficio y Misa propios surgió de Juan Gerson, quien a instancias de su amigo el canónigo Henri Chicoti compuso un Oficio para el cabildo catedralicio de Chartres, la primera noticia de una liturgia en honor del Desposorio de María data del 29 de Agosto de 1517, cuando el Papa León X le otorgó Misa y Oficio a las monjas de la Anunciación, fundadas por Santa Juana de Valois, conmemorándolo el 22 de Octubre. La Misa honraba solamente a la Santísima Virgen, con apenas mención de San José (contrario a la idea de Gerson, propagador de la devoción a San José).  

El primer Oficio propio fue compuesto por fray Pedro Aurato (Pierre Doré) OP (c. 1500-1569), confesor de Claudio de Lorena, duque de Guisa, y conmemoraba tanto a San José como a la Virgen María. En 1546, Aurato, aunque consiguió la aprobación de la fiesta por el Papa Pablo III, no logró que se extendiera a toda la Iglesia. Esto, sin embargo, no impidió que fuese adoptada por varias iglesias locales y órdenes, siendo la diócesis de Arras la primera en celebrarlo desde 1556.  

Actualmente, la casi totalidad de la Iglesia Latina guarda esta fiesta el 23 de Enero como Doble Mayor, mientras que en España se celebra el 26 de Noviembre (con las conmemoraciones de San Silvestre Abad y San Pedro Alejandrino), puesto que allá el 23 de Enero es fiesta de San Ildefonso de Toledo y de San Raimundo de Peñafort. Desde que San Pío V abolió el Oficio compuesto por Aurato, y presentado el Oficio moderno, nuevamente pasó a ser una fiesta de Santa María, por lo que la conmemoración de San José en la Misa, Vísperas y Laudes solamente podía hacerse por privilegio especial (Decreto de la S. C. de Ritos, 5 de Mayo de 1736). Tristemente, ésta fue una de las muchas fiestas por las cuales la guadaña del modernismo litúrgico pasó primero, puesto que fue eliminada del Misal Roncalliano por decreto de la Congregación de Ritos el 14 de Febrero de 1961.   

ORACIÓN

Dignaos, Señor, conceder a vuestros servidores el don de la gracia celestial, a fin de que la solemnidad del Desposorio de la Virgen Bienaventurada, cuyo alumbramiento ha sido para nosotros el principio de la Salvación, nos obtenga un acrecentamiento de paz. Por J. C. N. S. Amén.

____________________
Fuente: Caballero de la Inmaculada