Año Jubilar de Guadalupe (España), lugar de sanación

El domingo 2 de agosto se inicia el Año Jubilar de la Virgen de Guadalupe en España, que tiene su santuario en la diócesis de Toledo pero dentro de la región de Extremadura. La Virgen de Guadalupe es patrona de Extremadura, y tiene también el título de Reina de la Hispanidad, por decreto de Pío XI en 1928.

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, y los obispos de las 3 diócesis extremeñas (Mérida, Plasencia y Coria-Cáceres) han firmado una carta pastoral conjunta en la que explican esta devoción que ha ido creciendo en importancia con los siglos, a través de su salto a América, pero también con la devoción de extremeños y toledanos. Lo titulan “Guadalupe, hogar de María, casa de sanación”.

El Año Jubilar Guadalupense 2020-2021 se iniciará con la apertura de la Puerta Santa en el santuario, algo que los obispos señalan como “un acontecimiento eclesial de primer orden”, celebrando también los 25 años de la declaración del monasterio como Patrimonio de la Humanidad.

La leyenda de la aparición de la imagen

La imagen sin revestir: parece ser
una talla románica del siglo XII

Según la leyenda que recuerdan la carta de los obispos, la Virgen María se apareció a un pastor llamado Gil Cordero en la Edad Media, indicándolo dónde encontrar una imagen suya escondida en el río Guadalupe (en árabe, “Río Escondido”) para protegerla de la invasión musulmana.

Allí el pastor levantó una ermita que en 1330, el Rey Alfonso XI mandó ampliar, con hospitales y albergues para peregrinos y devotos. En 1389 el rey Juan I entregaría el santuario a la Orden de los Jerónimos, con el consentimiento del arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, autor de un impresionante puente sobre el Tajo para facilitar el paso de los peregrinos. Durante cuatro siglos la Orden Jerónima hizo de Guadalupe uno de los más importantes santuarios de España, y reyes y nobles lo enriquecieron con obras de grandes artistas como Zurbarán o Luca Giordano.

Guadalupe en tiempos modernos

En 1835, “con los tristes acontecimientos de la exclaustración y desamortización”, pasó el enclave de nuevo a ser una parroquia del arzobispado de Toledo. En 1907, Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrona de Extremadura. En 1908, bajo el pontificado del beato cardenal Sancha, la Orden Franciscana se hizo cargo del monasterio y del santuario. El cardenal primado Pedro Segura pudo declarar a Nuestra Señora de Guadalupe Reina de las Españas el 12 de octubre de 1928, por encargo del Papa Pío IX y el rey Alfonso XIII. Exhortaban a ello la revista “Iris de paz” (dedicada al Corazón de María) y “Guadalupe” (de los franciscanos).

Capilla de las reliquias: un ejemplo de los signos de devoción popular hacia esta advocación

Película de la coronación de la Virgen en 1928

Guadalupe con América y la Historia Universal

La relación con América empezó cuando en 1496 se bautizaron en el monasterio varios indios traídos por Cristóbal Colón, quien a su vez visitó en diversas ocasiones el santuario y puso el nombre de Guadalupe a una de las islas que encontró en su segundo viaje (hoy pertenece a Francia, con casi 400.000 habitantes).

El arzobispo Cerro y los obispos extremeños escriben en su carta: “Nada de la historia humana, sea humilde, sea grandiosa, sea a través de un sencillo pastor, de un rey, o de un papa, ha ocurrido porque sí, por las habilidades estratégicas de los hombres, sino que la mano de la Virgen María ha estado siempre presente; su amor maternal ha unido a los hijos de la Iglesia; a través de Ella se han acercado al torrente de gracia que la Iglesia continuamente nos ofrece a través de los sacramentos y mucho más en estos lugares tocados por las manos de Nuestra Madre y del Señor”.

Los obispos recuerdan lo que dice el Directorio sobre la Piedad Popular respecto a “la importancia que tienen los santuarios, especialmente los santuarios marianos”. Así, un santuario mariano es:

– lugar de celebraciones cultuales (nn. 265-273),
– lugar de evangelización (n. 274),
– lugar de la caridad (n. 275),
– lugar de cultura (n. 276),
– lugar de compromiso ecuménico (nn. 277-278).

“No podemos dejar de tener presente que muchas vocaciones sacerdotales y religiosas han nacido de las innumerables peregrinaciones de jóvenes que las distintas diócesis de España han hecho al santuario”, señala la carta de los obispos.

San Juan Pablo II en Guadalupe en 1982

Juan Pablo II en la Guadalupe de Extremadura

También Juan Pablo II, cuando visitó Guadalupe en 1982, predicó sobre la vocación internacional de esta advocación. «Junto con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra extremeña y de España, caminaba también María, la Madre de Cristo. En los nuevos lugares de habitación Ella saludaba, en el poder del Espíritu Santo, a los nuevos pueblos, que respondían con la fe y la veneración a la Madre de Dios. De esta manera, la promesa mesiánica hecha a Abraham se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas. ¿No es significativo que hoy nos encontremos en el santuario mariano de Guadalupe de la tierra española, y que contemporáneamente el santuario homónimo de México se haya convertido en el lugar de peregrinación para toda Hispanoamérica?”

Y añadió: «Es indiscutible la estima tan grande que le tengo a la Virgen de Guadalupe de México. Pero me doy cuenta de que aquí están sus orígenes. Antes de haber ido a la Basílica del Tepeyac, debería haber venido aquí para comprender mejor la devoción mexicana».

Peregrinar buscando sanación 

Los obispos proponen también a la Virgen como “la Enfermera celestial que aplicará en todas las heridas el bálsamo de la misericordia prescrito por el Médico divino de nuestras almas, Jesucristo vivo y resucitado”.

Presentan al santuario guadalupano como “la Betania de Extremadura”, un lugar para descansar escuchando a Jesús. “El santuario de Nuestra Señora de Guadalupe debería convertirse en una nueva Betania, en un centro de espiritualidad, donde todos podamos acudir para descansar con el Señor y con la Santísima Virgen; donde pudiéramos escuchar, meditar y orar sosegadamente; comer y beber la Vida a través de la Eucaristía; donde pudiéramos curar todas las heridas, grandes y pequeñas, que a lo largo del camino de la vida hemos padecido y aún llevamos soportando; donde pudiéramos abrir el frasco del corazón ante el Señor, para gustar la fragancia del nardo de la misericordia, que se desprende cuando los corazones aman con humildad y sencillez al Señor y a la Virgen“, exhorta la carta.

En el santuario, invitan a todos a dejarse “acariciar por las manos de la Madre, Nuestra Señora de Guadalupe, que maternalmente nos abre las puertas de la Casa del Padre, nos lava los pies sucios por el polvo del camino y nos prepara para el encuentro con el Señor, nos acerca a la túnica nueva del perdón y nos prepara la mesa con el pan caliente y el mejor vino nupcial para celebrar con su Hijo la Eucaristía. Vivir esta impactante experiencia de sanación y liberación, nos empujará a regresar a nuestros hogares, iglesias domésticas, para hacer lo mismo que el Señor y la Santísima Virgen han hecho con nosotros”.

Invitan a celebrar jornadas en el santuario

Los obispos invitan “a las instituciones civiles que programan y celebran jornadas para grupos que viven de una manera especial las limitaciones y fragilidades personales (por ejemplo: grupos que celebran el Día internacional de las Personas con Discapacidad, el Día de la Eliminación de la Discriminación Racial, el Día mundial de los Refugiados, el Día internacional de las Personas Mayores, el Día internacional de las Mujeres Rurales, etc.) a que se unan a nosotros en la celebración de este Año Santo Guadalupense y acepten la invitación de hacer, de este lugar y su santuario, un espacio de encuentro, sanación y acogida”.

Las diócesis implicadas han preparado materiales “para vivir el Año Jubilar Guadalupense” y “preparar la peregrinación antes, durante y después de esta experiencia mariana. Son cuatro catequesis en torno a la Virgen María y una lectio divina que se puede llevar a cabo estando ya ante la sagrada imagen de Nuestra Señora de Guadalupe o ante el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente para la adoración larga y tranquila”.

1. Primera catequesis: La Virgen María, modelo de nuestra Fe
2. Segunda catequesis: La Virgen María y los Sacramentos de la Iglesia
3. Tercera catequesis: La Virgen María, Nuestra Madre
4. Cuarta catequesis: Somos peregrinos a Guadalupe
5. Lectio divina: Guadalupe: hogar de María, casa de sanación

Además, anuncian que “los obispos de la Provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz, junto con el arzobispo de Toledo, hemos constituido una Comisión interdiocesana que coordine las iniciativas que surjan con motivo de este Año Jubilar”.

A las comunidades contemplativas les recuerdan el lema de este año para la Jornada Pro Orantibus: «Con María en el corazón de la Iglesia». “Vosotros sois el corazón ardiente de la Iglesia que con María vive en el cenáculo del monasterio en continua oración y ofrenda de la vida”, reconocen los obispos.

Los ya fallecidos nos acompañan

Y sobre los que han fallecido en la pandemia, especialmente ancianos, dicen:“nos saludan desde la Casa del Padre junto con María, desde el cielo. Ellos nos tienen en su corazón junto al Señor y nos envían desde el cielo el beso y el abrazo que no pudieron darnos antes de cruzar la última Puerta Santa de sus vidas, para sentarse a los pies de Jesús y de María, curados, sanados y purificados por el amor misericordioso. No olvidéis cuando caminéis a Guadalupe que todos ellos están presentes, están con nosotros animándonos”.

La carta pastoral finaliza con una oración que San Juan Pablo II oró ante la Virgen de Guadalupe, aunque “adaptándola a nuestros tiempos y a nuestra tierra”.

María santísima, Madre de nuestra tierra,
por la predicación del Evangelio
nuestros pueblos conocen que son hermanos
y que tú eres la Purísima y llena de gracia.

Con certeza filial sabemos
que en tu oído está el anuncio del ángel;
en tus labios, el cántico de alabanza;
en tus brazos, Dios hecho niño;
en tu corazón, la cruz del Gólgota;
en tu frente, la luz y el fuego del Espíritu;
y bajo tus pies, la serpiente derrotada.

Madre nuestra santísima
en esta hora de la Nueva Evangelización,
ruega por nosotros al Redentor del hombre;
que él nos rescate del pecado
y de cuanto nos esclaviza;
que nos una con el vínculo de la fidelidad
a la Iglesia y a los pastores que la guían.
Muestra tu amor de madre a los pobres,
a los que sufren y a cuantos buscan el reino de tu Hijo.
Alienta nuestro esfuerzo por construir
nuestro país con una esperanza solidaria,
en la verdad, la justicia y el amor.

Agradecemos profundamente el don de la fe
Y glorificamos contigo al Padre de las misericordias,
Por tu Hijo Jesús, en el Espíritu Santo. Amén

La carta completa se puede leer aquí

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Fuente: Cari Filii