Mi corazón canta… Medjugorje, música de Dios

Te invitamos a leer el testimonio de Roberto Bignoli, quien nos deja claro lo insondables que son los caminos de Dios…

A la edad de un año Roberto contrae poliomielitis, que le provocará graves dificultades motoras
obligándolo a contínuas terapias y a las muletas.

Luego de una infancia difícil y el internado, comienza a tocar música rock, todavía adolescente. Son
los años de la Beat Generación, de los “hijos de las flores” y el joven músico conduce una vida de
mil expedientes. Incluso pasando por la cárcel, la marginación social y la desviación en la periferia
milanesa. No deja nunca de componer y tocar. Su pasión por la música lo lleva a trabajar en
ambientes musicales importantes. Conoce a Fabrizio De André, Alberto Fortis, Loredana Berté, es
invitado a hacer de hombro a muchos big de la canción, entre los cuales, Roberto Vecchioni. Graba
los primeros discos y obtiene suceso, pero la discapacidad entra con prepotencia en su carrera y se
transforma en un obstáculo para su ascenso.

Es un tortuoso recorrido personal que llega al 1984, cuando Roberto fulgurado por el “misterio
Medjugorje” – decide de apostar sobre si mismo y de jugar el propio talento artístico apuntando todo
al christian music. Y he aquí, por fin, la vuelta: una ascensión irresistible.

Roberto Bignoli – que en su libro cuenta por primera vez su historia- es hoy un artista de fama
internacional, además de ser padre y marido feliz. Tiene conciertos en todo el mundo, ha publicado
doce álbumes y cinco simples y su Ballata para María es la sigla mundial de Radio María directa de
padre Livio Fanzaga. En la ya tricenal carrera, cinco Unity Award han vencido, el Grammy EE.UU.
de la música cristiana internacional.

Fuente: www.edizpimme.it

 

Más sobre Roberto Bignoli

ROBY4Su nombre no es de escribir en la larga lista de los convertidos. Roberto Bignoli es simplemente una persona que a un cierto punto de su vida se ha reencontrado a sí mismo, y ha decidido de poner su don, la música, al servicio de los otros. Si en Italia la “Christian Music” es poco publicitada de las grandes major, en el resto del mundo goza de una amplia visibilidad con reconocimientos internacionales. Y él, Bignoli, ha hecho monopolio de estos premios con el objetivo de “trasmitir alegría, hacer revivir los recuerdos y donar una toga nueva de esperanza. Escribo para que quien me escuche o lea pueda reavivar su corazón, pueda recoger los mensajes positivos y mirar dentro de sí, encontrar la senda, el camino y llevar una nueva música a su camino.”

Como aquella vez que encontró a los chicos toxico dependientes: escucharon sus palabras durante
un concierto y decidieron de ponerse en discusión, aceptando la vía de la comunidad de
recuperación. Su currículum musical conoce colaboraciones con Vecchioni y frecuentaciones
importantes con De André, Alberto Fortis, Loredana Berté, hasta cuando la discapacidad no se
transforma en un problema, un obstáculo a su ascenso musical. En el momento de mayor desconfort, basta la frase “Jesús te ama” pronunciada por algunos chicos de la Renovación en el Espíritu para mandarlo en confusión…Pero como “ ¿Jesús me ama?”, “Soy discapacitado, puedo caminar solo con muletas. No he tenido una familia. He transcurrido la infancia en varios institutos…me he refugiado en la falsa libertad de la droga…he creído en la música, pero el mundo del business me ha descartado…”. En su sendero regresa aquella búsqueda de la felicidad que une a todos los seres humanos, una felicidad espiritual que permite vivir en serenidad y, sobretodo, de testimoniar el amor recibido.

No ha transcurrido ciertamente una vida “fácil” con la poliomielitis que lo golpea y lo obliga a las
muletas y a una infancia pasada en varios institutos, entre los cuales, Don Gnocchi. Con la
Renovación en el 1984 acepta de ir a Medjugorje y allí se da cuenta que debe jugarse y dejar de
lamentarse. Inicia así a rezar con simplicidad, pidiendo a María de “colmar su corazón de alegría y
serenidad”. Desde allí una serie de encuentros determinantes: desde la leprosería en India a las
monjas de madre Teresa en Nepal.

Bignoli parte desde una convicción: “Creer no es enteramente fácil. No lo ha estado ni siquiera para
mí. Pero me bastó una pequeña cosa: he pedido a Dios que me ayude, de hacerme de guía. Me he
puesto a disposición”. En esta biografía cuenta si sus sucesos (“Bagliata per María” la sigla
mundial de Radio María o “Concerto a Sarajevo”, solo por citarles dos) pero sobretodo su viaje al
redescubrimiento de aquello que había aparentemente perdido. “Soy una persona como todas las
otras que cuenta un encuentro fundamental, el encuentro con María y Jesús.”

En el volumen no esconde ciertamente su pasado, señado también de los excesos, de la cárcel y de
las marginaciones sociales: “Agradezco por todo aquello que he sufrido y porque lo puedo contar,
soy feliz que el Señor haya tomado el timón de mi vida”.

Hoy Bignoli, marido y padre, vive su condición serenamente. “No tengo respuestas para todos los
males del mundo, no sé decir a quien sufre el porqué de su dolor. Puedo solamente decir aquello
que he descubierto en el curso de mi existencia atormentada: “Esta diversidad es una gracia.”