Jesús, paciente y silencioso, deja que nuestra alma sane y cicatrice. El cura nuestras heridas, disuelve nuestros recuerdos dolorosos y abre caminos de esperanza. (ver artículo)
Nunca se llega al pecado sin haber antes perdido la batalla frente a la tentación. ¡Sepamos reconocerla, y apartemos a nuestra alma de ella! (ver artículo)
Y tú, ¿a quién te quieres parecer? Acaso a algún personaje famoso... ¿Quieres imitar a Aquél que caminaba por las calles serpenteantes de Jerusalén? (ver artículo)
La lucha interior contra el verdadero enemigo, nuestra propia tentación, debe ser el principal campo de batalla del esfuerzo cotidiano en defensa del bien. (ver artículo)
¿Cómo trabajas tus talentos? ¡Cuida y multiplica los talentos que el Señor te ha dado y te da día a día, llegará la hora de rendir cuentas por ello! #Dones (ver artículo)
La tormenta arrecia, por fuera y dentro de mí también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. (ver artículo)
Señor, abre nuestros oídos para que solo podamos escuchar Tu Voz de Maestro. Abre nuestros ojos para que sólo veamos lo que es digno de ser visto. (ver artículo)
Mírame mi Niño Jesús, no quiero caer. No quiero que se corte el cordel de mi fe, ni que la cola de la esperanza que me mantiene estable me falte. (ver artículo)
Mi María, hermosa y joven Niña de Galilea, que enamoraste mi corazón porque sabías que era el modo de abrir la puerta al soplo del Amor Verdadero. (ver artículo)