Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Tue, 29 Apr 2025 17:26:04 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Santa Catalina de Siena https://www.reinadelcielo.org/santa-catalina-de-siena/ Tue, 29 Apr 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=261 ]]> Nació en Siena (Italia) el 24 de marzo de 1347, penúltima de los veinticinco hijos del tintorero Jácomo Benincasa y de Lapa Piacenti. A los 7 años, en compañía de su hermano Esteban, en Valle Piatta. levantó sus ojos y vió sobre la torre de la iglesia de Santo Domingo, un trono resplandeciente en el cual estaba nuestro Señor revestido de hábitos pontificales y con tiara, y a sus lados los apóstoles San Pedro, San Pablo y San Juan. La miró el Señor y la bendijo. Visión profética que anunciaba la misión de Catalina en bien del papado.

Pronto nació la idea de hacerse Terciaria dominica. Le gustaba sobremanera la vida de los dominicos, empleada en estudiar, orar y predicar. En algún momento incluso pensó en vestirse de niño para entrar como novicio. Jácomo, su padre, vió un día una blaca paloma que entró donde ella estaba orando y se le puso quieta en la cabeza. Le abrió esto los ojos para ver que su hija era objeto de complacencias divinas y desde entonces prohibió que la molestasen. A los dieciseis años obtuvo el permiso paterno para entrar con las Terciarias. Al verse con el hábito de una Orden de Penitencia, redobló sus mortificaciones que comenzaron desde muy niña. Su abstinencia era asombrosa, su cama, el suelo o una tabla, y usaba cilicio y disciplinas.

Continuó socorriendo a los pobres sin descanso, y hasta el mismo Cristo se le presentó un día en la figura de un forastero que le pidió ropa. Después se le aparece como Jesús y le regala un vestido como prenda del que le dará en la gloria. Tenía frecuentes visiones de Jesús y santos; un día se le presentó Jesús y le dijo:

“Puesto que has dejado los placeres y diversiones del mundo por amor a mí, quiero desposarme contigo”.

Al punto entraron en ese bendito cuarto, la Santísima Virgen, San Juan Evangelista, San Pablo Apóstol, Santo Domingo y el Rey David con su arpa. La Madre de Dios tomó la mano de Catalina y se la presentó a Jesús para que le diera la suya, pidiéndole que se desposara con la Santa. Así lo hizo Jesús, y tomando un anillo se lo puso en el dedo diciéndole: Yo, tu Creador y Salvador te desposo conmigo en la fe; consérvalo puro hasta que celebremos las bodas eternas en el cielo.

siena

La ceremonia terminó y el anillo quedó en el dedo para siempre, aunque sólo ella lo veía. A su casa llegaban justos, pecadores, jávenes, maduros, sacerdotes, religiosos, nobles, sabios, hombres de toda condición en busca de luces y en ruego de ser convertidos. Todos, aún los soberbios o curiosos que iban por probarla, se retiraban seducidos y totalmente cambiados. Le concedió Jesús la gracia de permutar las penas de otros si las asumía ella; así su propio padre fue preservado de ir al purgatorio a cambio de un dolor que sintió Catalina en su costado y que le duró toda la vida.

También para su madre, Catalina logró del Señor la gracia de la resurrección, después que ésta murió sin los sacramentos. Movida de su amor al prójimo, ya fuera en su casa, en hospitales o en donde quiera que se encontrasen, atendía con admirable solicitud a los enfermos, desvalidos y abandonados. Pero a pesar de su caridad con el prójimo, una vez fue calumniada por una hermana terciaria a la que atendía, acusándola con su Priora. El Señor, para alentar a Catalina se le apareció presentándole una corona de oro y piedras preciosas y otra de espinas, diciéndole que escogiera. Contestó ella: Hace tiempo, Señor, que he renunciado a mi voluntad; pero si a mi arbitrio lo dejáis, hecha está mi elección. Y tomando con ambas manos la corona de espinas se la puso en la cabeza con tal fuerza que se le clavaron las espinas por todas partes. El Señor prometió salir en su defensa, y lo hizo haciendo que el cuerpo y rostro de Catalina fuesen luminosos, lo que fue visto por la terciaria enferma, la cual estupefacta por aquella transfiguración, pidió perdón a la santa y contó a los demás que la había calumniado.

Intimidad y Celebraciones Esponsales con Jesús

Como una consagración más formal a Dios, a los diez y ocho años, Santa Catalina recibió el largo hábito blanco y negro deseado de la tercera orden de Santo Domingo. El hecho de pertenecer a una tercera orden significaba que la persona viviría la espiritualidad Dominica, pero en el mundo secular. Ella fue la primera mujer soltera en ser admitida. A partir de ese momento su celda llego a ser su paraíso, y se ofrecía a si misma en oración y mortificación. Durante tres años vivió como en una ermita, manteniéndose en silencio y sin hablar con nadie excepto Dios y su confesor. Durante este período, había momentos en que formas repugnantes y figuras tentadoras se presentarían en su imaginación, y las tentaciones más degradantes la asediaban. Posteriormente, el diablo extendió en su alma como una nube y una oscuridad tan grande que fue la prueba más severa jamás imaginable. Santa Catalina continuó con un espíritu de oración ferviente, de humildad y de confianza en Dios. Mediante ello perseveró victoriosa, y al final fue liberada de dichas pruebas que solo habían servido para purificar su corazón. Cuando Jesús la visitó después de este tiempo, ella le pregunto: “¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?” Ella escuchó una voz que le decía, “Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia.” En 1366, Santa Catalina experimentó lo que se denominaba un ‘matrimonio místicoÂ’ con Jesús. Cuando ella estaba orando en su habitación, se le apareció una visión de Cristo, acompañado por Su madre y un cortejo celestial. Tomando la mano de Santa Catalina, Nuestra Señora la llevó hasta Cristo, quien le colocó un anillo y la desposó Consigo, manifestando que en ese momento ella estaba sustentada por una fe que podría superar todas las tentaciones. Para Catalina, el anillo estaba siempre visible, aunque era invisible para los demás.

Su servicio al prójimo

servicio

Luego de tres años de vida solitaria en su hogar, Santa Catalina sintió que el Señor la estaba llamando en ese momento a llevar una vida más activa. Por lo tanto, comenzó a relacionarse más con los demás y a servirlos. Dios recompensó su caridad con los pobres a través de varios milagros, a menudo multiplicando víveres en sus manos, y haciendo que ella pudiera llevar todo lo necesario a los pobres, lo cual no hubiera podido lograrlo de otro modo a través de su fortaleza natural. En su ardiente caridad, trabajó intensamente por la conversión de los pecadores, ofreciendo sus continuas oraciones y ayunos. En Siena, cuando hubo un terrible brote de peste, trabajó constantemente para aliviar a los enfermos. “Nunca se la vio tan admirable como en ese momento”, escribió un sacerdote que la había conocido desde su infancia. “Siempre estaba con los que padecían por causa de la peste; los preparaba para la muerte y los enterraba con sus propias manos. Yo mismo fui testigo del gozo con que los atendía y de la maravillosa eficacia de sus palabras, que dieron lugar a muchas conversiones.”

Todos sus discursos, acciones y su silencio inducían a los hombres al amor a la virtud, de tal modo a que nadie, de acuerdo al Papa Pío II, que se acercara alguna vez a ella regresaba sin ser una mejor persona. Santa Catalina era capaz de reconciliar a los peores enemigos, más a través de sus oraciones que de sus palabras. Por ejemplo, un hombre a quien ella estaba tratando de persuadir para que llevara una vida virtuosa, cuando Santa Catalina vio que sus palabras no estaban teniendo efecto, ella hizo una pausa repentina en su discurso para ofrecer oraciones por el. Sus oraciones fueron escuchadas en ese mismo instante, y un cambio radical se produjo en el hombre. Luego se reconcilió con sus enemigos y adoptó una vida penitencial. Los pecadores más empedernidos no podían resistir sus exhortaciones y oraciones en pos de un cambio de vida. Miles acudían a escucharla o solo a verla, y fueron ganados por sus palabras y por su ejemplo de arrepentimiento.

Se reunieron alrededor de la santa un grupo de fervientes seguidores. Por ejemplo, un ermitaño de edad avanzada abandonó su soledad para estar cerca de ella porque decía que encontraba más paz de mente y progreso en la virtud siguiéndola que lo que jamás hubiera hallado en su celda. Otro descubrió que cuando ella hablaba, el amor divino se inflamaba en todo su ser, y su desprecio por lo mundano aumentaba. Un cálido afecto la vinculaba a aquellos a quienes ella llamaba su familia espiritual – hijos suyos dados por Dios a quienes podía ayudar a lo largo del camino hacia la perfección. Ellos eran testigos de su espíritu de profecía, su conocimiento de las conciencias de los demás y su extraordinaria luz en las cuestiones espirituales. Ella leía sus pensamientos y frecuentemente tenía conocimiento de sus tentaciones cuando se alejaban de ella. En ese momento la opinión pública acerca de Catalina estaba dividida; varios la reverenciaban como a una santa, mientras que otros la consideraban una fanática o la denunciaban como hipócrita. Su confesor de ese tiempo, el Padre Raimundo, sería posteriormente el biógrafo de la santa.

Una conciliadora para la Iglesia

Uno de los mayores logros de Santa Catalina fue su labor de llevar de vuelta el Papado a Roma a partir de su desplazamiento a Francia. Asimismo, se la llego a reconocer como conciliadora – ella comenzó ayudando a resolver varios conflictos familiares, y luego su trabajo se amplió para incluir el establecimiento de la paz en las ciudades estados italianas. Por ejemplo, en 1375, Santa Catalina tuvo noticias a través de Fray Raimundo de que la gente de Florencia se había adherido a una liga que estaba en contra de la Santa Sede. El Papa Gregorio XI, que residía en Avignon, escribió a la ciudad de Florencia, pero sin éxito. Ocurrieron divisiones internas y asesinatos entre los florentinos, y pronto se demando su reconciliación. Santa Catalina fue enviada por los magistrados de la ciudad como mediadora. Antes de llegar a Florencia, se reunió con los jefes de los magistrados, y la ciudad encomendó toda la situación a su criterio, con la promesa de que debía ser seguida a Avignon por sus Embajadores, quienes debían firmar y ratificar las condiciones de reconciliación y confirmar cada cosa que había hecho. Su Santidad, luego de haber tenido una conferencia con ella, en admiración de su prudencia y santidad, le manifestó: “No deseo nada más que la paz. Dejo esta cuestión totalmente en sus manos; solo le recomiendo el honor de la Iglesia.” Sin embargo, los florentinos no fueron sinceros en su búsqueda de la paz, y continuaron sus intrigas secretas para apartar a toda Italia de su obediencia a la Santa Sede.

La santa tuvo otra misión durante su viaje a Avignon. El Papa Gregorio IX, electo en 1370, tenía su residencia en Avignon, donde los cinco papas previos también habían residido. Los romanos se quejaban de que sus obispos habían abandonado su iglesia durante setenta y cuatro años, y amenazaron con llevar a cabo un cisma. Gregorio XI hizo un voto secreto para regresar a Roma; pero no hallando este deseo agradable a su corte, el mismo consulto a Santa Catalina acerca de esta cuestión, quien le respondió: “Cumpla con su promesa hecha a Dios.” El Papa, sorprendido de que tuviera conocimiento por revelación lo que jamás había revelado a nadie, resolvió inmediatamente hacerlo. La Santa pronto partió de Avignon. Se cuenta con varias cartas escritas por ella y dirigidas al Papa, a fin de adelantar su retorno a Roma, en donde finalmente falleció en 1376.

Posteriormente, Santa Catalina escribió al Papa Gregorio XI en Roma, exhortándole firmemente a contribuir por todos los medios posibles a la paz general de Italia. Su Santidad le encomendó la misión de ir a Florencia, aún dividida y obstinada en su desobediencia. Ella vivió un tiempo allí en medio de varios peligros incluso contra su propia vida. A la larga, ella logró que la gente de Florencia se dispusiera a la sumisión, a la obediencia y a la paz, aunque no bajo la autoridad de Gregorio XI, sino del Papa Urbano VI. Esta reconciliación ocurrió en 1378, luego de lo cual Santa Catalina regresó a Siena.

Conclusión de la Vida de la Santa

santa catalina de siena

Santa Catalina regreso de esta manera a Siena, donde prosiguió su vida de oración. Ella obtuvo la unión perpetua de su alma con Dios. Aunque a veces estuviera obligada a conversar con diferentes personas sobre varios y diversos asuntos, ella siempre estaba ocupada y absorta en Dios. En una visión, Jesús se le presentó con dos coronas, una de oro y otra de espinas, ofreciéndole elegir con cual de las dos se complacería. Ella respondió: “Yo deseo, Oh Señor, vivir aquí siempre conforme a tu pasión, y encontrar en el dolor y en el sufrimiento mi reposo y deleite.” Luego, tomando ansiosamente la corona de espinas, se la colocó sobre la cabeza.

En 1378, cuando Urbano VI fue electo Papa, su temperamento hizo que los cardenales se distanciaran, y que varios de ellos se retiraran. Luego declararon la elección nula, y eligieron a Clemente VII, con quien se retiraron de Italia y residieron en Avignon. Santa Catalina escribió largas cartas a los cardenales quienes primero habían reconocido a Urbano, y luego eligieron a otro; presionándolos a volver a su pastor legal. Ella también le escribió a Urbano mismo, exhortándolo a sobrellevar con temple y gozo los problemas en que se encontraba, y a aplacar el temperamento que le había llevado a tener tantos enemigos. A través del Padre Raimundo de Capua, su confesor y posteriormente su biógrafo, el Papa pidió a Santa Catalina regresar a Roma. El la escuchó y siguió sus instrucciones. Ella también escribió a los reyes de Francia y de Hungría para exhortarlos a renunciar al cisma.

Gracias a www.corazones.org por este material


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Vida de San Luis María Grignion de Montfort https://www.reinadelcielo.org/vida-de-san-luis-maria-grignion-de-montfort/ Mon, 28 Apr 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6798 ]]>

La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo, desde final del siglo XVII hasta principios del siglo XVIII.

San Luis María Grignion de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea francesa de Saint-Laurent-sur-Sévre. ( 1716)

Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote.

Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.

San Luis María Grignon de Montfort (Ft img)

El jansenismo apartaba a las almas de la intimidad con Dios, de la relación sencilla y confiada característica del espíritu de filiación que es fruto del Espíritu Santo y la presencia de María en la vida del cristiano, acentuando en forma desmedida la Majestad y Santidad Infinita de Dios y nuestra indignidad.

De ahí la obsesión por interminables preparaciones, exámenes de conciencia más que escrupulosos, vueltas y revueltas sobre sí mismo, como si uno tuviera que lograr cierto grado de perfección previa para recibir los Sacramentos… ¡que son los que, en realidad, nos curan y nos perfeccionan..!

La gracia sería (dentro de este esquema), más bien un premio al propio esfuerzo, tal como Jesús nos lo ilustra en la parábola del fariseo y el publicano, que muchos no comprenden todavía…

Y aún nosotros mismos, cada vez que tememos acercarnos al sacramento de la Confesión ‘’porque tengo demasiadas culpas…’’. ¿Y para qué está el Sacramento? Precisamente porque tenemos demasiadas culpas, necesitamos confesarnos con frecuencia y comulgar, porque sólo Jesucristo nos lava de nuestras culpas y nos fortalece para que las recaídas se vayan extinguiendo, poco a poco.

Luis María Grignion de Montfort reacciona con santa violencia ante el estrago que semejante postura causaba dentro de la Iglesia en ese momento, y ante la difusión de una falsa sabiduría en el ambiente intelectual cristiano, que desdibuja la radicalidad del Evangelio y huye del Camino de la Cruz.

Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado (cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.

El desarrollo de estas ideas lo realiza en su primera obra: ‘’El Amor de la Sabiduría Eterna’’ (1703-1704). El capítulo XVII de este libro es ya un anticipo de lo que explicará largamente acerca del papel de María Santísima en nuestra santificación, en el célebre ‘’Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’’ (1712, aprox.). Valiosísimos consejos de orden práctico para vivir la dependencia total de María nos son dados en su otra obra: ‘’El Secreto de María’’, como resumen y complemento del ‘’Tratado…’’.

El Hijo de Dios, 2da. Persona de la Santísima Trinidad (o también ‘’Verbo’’, o ‘’Sabiduría Eterna’’), ha querido salvarnos y glorificar al Padre haciéndose hombre y muriendo en la Cruz. Y todo esto lo realizó Por María, Con María, En María y Para María, porque a Ella se entregó primero y para Ella en primer lugar derramó su Sangre Preciosa. No ha querido venir a nosotros directamente, sino a través de María.

Y así lo sigue haciendo, porque ha hecho de su Madre verdadera Madre nuestra, ‘’Mater Gratiae’’, Madre de la Gracia en nuestras almas. El Espíritu Santo realiza cada día el milagro de formar a Cristo en el bautizado en unión con María, tal como lo hizo desde el principio.

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Fuente: Catholic.net

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Fiesta de la Misericordia Divina https://www.reinadelcielo.org/fiesta-de-la-misericordia-divina/ Sun, 27 Apr 2025 06:47:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=228 El domingo después de Pascua celebramos la fiesta de la Divina Misericordia, según las revelaciones de Jesús a Santa Faustina. Era la devoción preferida de S.S. Juan Pablo II, junto con la de Fátima, por la que se sentía protegido.

La novena de la Misericordia es muy poderosa, concediéndose numerosas gracias: «Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias», reveló Jesús a Santa Faustina. -Diario, Nº 796.

«Aquéllos que proclamen mi gran Misericordia, Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte como mi Gloria, aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche.» -Nº 378.

«Esta es la hora de la gran Misericordia para el mundo entero. …En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión.» -Diario, Nº 1320.

Indulgencias

En semana Santa, se concede indulgencia el Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo, y en la Vigilia Pascual. También el domingo después de Pascua, llamado de la Misericordia Divina.

Decreto

Jesús Misericordioso

“Se concede indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística, y oración etc.), al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado Domingo de la Misericordia Divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo
pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia Divina. O al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso.” (Ej.: “Jesús misericordioso, en ti confío”.)

Indulgencia Parcial

“Se concede indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas. (“Jesús misericordioso, en ti confío.”)

Revelaciones de Jesús

Las revelaciones de Jesucristo a Santa Faustina Kowalska están aprobadas,reconocidas y muy recomendadas por la Iglesia. «Mi corazón sufre porque hasta las almas consagradas ignoran mi Misericordia y me tratan con indiferencia. ¡Cómo me lastiman! Si no creen en mis palabras, crean al menos en mis llagas.» -Diario, 699 (?)

«Que los sacerdotes anuncien mi gran misericordia por las almas pecadoras;nque no tema el pecador de acercarse a mi.» -Nº 1396.

Por ellas se instituyó la fiesta de la Misericordia, concediéndose indulgencia plenaria en su día, el domingo después de Pascua: «Que la fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia.» -Diario, Nº 699.

«Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la santa Comunión el día de la fiesta de mi Misericordia.» -Jesús a Santa Faustina, Diario, Nº 1109.


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Jesús Misericordioso – Sor Faustina Kowalska – Polonia https://www.reinadelcielo.org/jesus-misericordioso-sor-faustina-kowalska-polonia/ Fri, 25 Apr 2025 10:21:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=64 Plock, Polonia

Jesús y la Virgen María se aparecen a una Religiosa llamada Elena Kowalska, que al recibir sus votos adoptó el nombre de Sor Faustina. Desde niña recibe testimonios y la Presencia de Jesús, hasta que de adolescente es llamada por el Señor, mientras se encontraba bailando en una fiesta. Cristo se le aparece allí vestido de harapos y con Su Cuerpo flagelado, recordándole que Él la ha estado invitando a dedicarle su vida.

Siendo ya una Hermana en un convento de Plock, recibe un mandato de Jesús: en 1931 Él se presenta con su mano derecha en alto, mientras de su Corazón brotan dos rayos, uno rojo y otro blanco. El Señor le pide que difunda ésta imagen junto con la frase Jesús, en Tí confío.

Jesus Misericordioso 2

A pedido de su Director Espiritual, escribe un diario de seiscientas páginas, donde el Señor le revela su enorme Misericordia y una serie de devociones que deben difundirse por el mundo, junto a la imagen del Jesús Misericordioso.

También recibe advertencias sobre el estado de pecado del mundo y la inminencia de su vuelta en Gloria, como el Justo Juez, sucediendo a la era de la Misericordia.

Jesús le entrega en 1938 pistas que anticipan la importancia que tendrá un futuro Papa Polaco, en el desarrollo del mundo. Y es justamente Juan Pablo II quien, tras diecinueve años de prohibición de la devoción a la Divina Misericordia recibida por Sor Faustina, aprueba e impulsa su obra, culminando con su Canonización durante el año 2000.

La imagen del Jesús Misericordioso, la fiesta de la Misericordia, la devoción de la hora tres y la novena de la Divina Misericordia, se han esparcido por el mundo dando una brisa de aire renovado a la Iglesia. Ésta invitación de Jesús a recordar que nuestros pecados serán perdonados siempre que tengamos humildad de corazón y verdadero arrepentimiento, en momentos en que el mundo vive sus horas más oscuras, resulta un más que oportuno llamado de atención al amor del Padre.

Por estos tiempos, en que el demonio se regodea en todas sus conquistas sobre el mundo, la imagen de Jesús invitándonos a dejar atrás nuestros pecados y convertirnos, es un imán que debe atraernos a la Confesión y la Eucaristía. Pero es desde el corazón que debemos tener verdadero arrepentimiento, para someter a nuestra alma a la purificación que haga que, poco a poco, elevemos nuestro camino a la santidad hacia niveles mas cercanos a la verdadera humildad, y a la unión de nuestra voluntad a la voluntad de Dios.

¿El momento y el lugar?

Jesus Misericordioso

1931 es un momento de crisis económica mundial profunda. Los años de la diversión desenfrenada, conocidos como los años locos, culminaron en el mayor flagelo económico mundial que el hombre hubiera conocido hasta entonces.
Pero Polonia es un lugar distinto. Una nación que siempre vivió asediada por sus vecinos, invadida y dominada, empobrecida y disminuida. Una nación profundamente católica, que no había sido tan afectada por los cismas que asolaron a los países de la región durante siglos.
Es en Polonia donde Jesús pone una semilla que germinará y cambiará muchos de los fundamentos de la Iglesia, a partir de Juan Pablo II.
Pero es a través de una pobre mujer, con escasa cultura, que Jesús y María deciden en silencio dar impulso a una parte importantísima de la obra Celestial.

Polonia está bendecida por la voluntad de Dios, que ha querido que desde allí, y en un camino paralelo y unido, surjan dos de las almas mas trascendentes para la lucha contra el avance del mal sobre la humanidad.
En lugares desconocidos, en eventos desconocidos, con personas desconocidas, es que se escribe la historia del amor a Dios. La humildad y la sencillez son una vez más la marca que distingue la Mano de Cristo, presente en los corazones más pequeños y en las almas más ocultas a los ojos vanidosos del mundo moderno.

¿La vidente?

Sor Faustina

Elena Kowalska (Sor Faustina a partir de su Ordenación como Religiosa) había nacido el 25 de agosto de 1905 en el pueblo de Glogowiec (cerca de la ciudad de Lodz, en Polonia), como la tercera en una prole de diez hermanos, de una familia de campesinos.

En 1912, a la edad de siete años, Sor Faustina oyó por primera vez una voz en su alma que la llamó a un estilo de vida más perfecto, como inicio de una vida que fue profundamente influenciada por visiones y locuciones internas de Jesucristo.

Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana, pese a que la educación que tuvo fue corta (menos de dos años escolares).

Desde muy joven sintió el llamado a la vocación religiosa. Una tarde confía a sus padres que desea entrar en un convento, decisión que sus progenitores no comparten.

A la edad de dieciocho años, en 1923, tuvo una experiencia que marcó su vida. Fue invitada a una fiesta junto con su hermana Josefina. Mientras bailaba tuvo una visión de Jesús, quien cubierto de heridas y con sus vestiduras rasgadas, se dirigió a ella con estas palabras: “¿Cuánto tiempo hace que te estoy esperando y tú siempre me pones a un lado?”. Al oír éstas palabras se dirigió a la Iglesia de San Stanislau Kostka a postrarse ante el altar. Estando en oración escuchó estas palabras: “Ve a Varsovia, allí entrarás en el convento”.

Sin embargo, luego de muchos intentos fallidos y mientras trabajaba de empleada doméstica, no es hasta 1924 que Sor Faustina logra realizar el pedido del Señor. El 1ro de julio hace su ingreso en el convento de la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en Varsovia, la capital de Polonia.

Sor Faustina lleva una vida de profundo silencio y oración, tanto que muchas de sus Cohermanas descubrieron luego de su muerte la enorme cantidad de gracias que ella recibía del Señor. Siempre siguió el ejemplo de humildad de María, de la que fue devota seguidora. Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación (estar presente en dos lugares al mismo tiempo, en forma similar al Padre Pío de Pietralcina), el don de leer en las almas humanas, el don de profecía. En resumen, un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos.

Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el diario escribió: “Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios”.
En el noviciado, experimenta su “noche espiritual”. Este hecho místico consiste en un período de prueba a su fe, al que Dios la somete para su purificación. Es como exponer el metal al fuego que lo purifica, para que sólo quede el oro, el metal noble que pudo soportar el fuego sin extinguirse. El período de oscuridad y dudas se prolonga casi hasta la finalización del noviciado. La madre directora, María Josefa Brzoza, la insta a permanecer aferrada a una gran fidelidad a Dios.

A una temprana edad, Sor Faustina le pidió insistentemente a Jesús que la lleve pronto al Cielo, ya que estaba convencida de poder ser mucho más útil desde allí a la obra Divina. El 5 de octubre de 1938, a la edad de 33 años, ingresa en la Patria Celestial. Fue enterrada en la capilla del convento, debajo de la imagen de la Divina Misericordia.

Sor Faustina es hermosa, así nos mira desde el Cielo hoy en día, glorificada y santificada. Ella nos conduce por el camino del eterno regreso a Jesús, después de haber pecado y fallado como humanos, por Gracia de la Misericordia Divina. ¡Sangre y Agua para el perdón de los pecados!

¿Los testigos?

Jesus Misericordioso 1

Sor Faustina sólo confiaba a su Director Espiritual sus vivencias, siguiendo la guía del propio Jesús. Incluso sus propias compañeras de convento desconocían su activa vida Mística, sus encuentros con Jesús y María. Sin embargo, fue su vida profundamente entregada a Dios, a la caridad, al sufrimiento por los demás, el que dio sustento a todo el reconocimiento que la obra de Jesús realizó a través de sus manos. Los testigos son todos aquellos que viendo la imagen del Jesús Misericordioso y comprendiendo el mensaje de amor que desde Polonia llegó al mundo, supieron luchar por la aprobación de la devoción y de Sor Faustina misma.

Y fue el más fiel hijo de la Virgen María, el Cardenal Polaco Karol Wojtila, quien se transformó en el más firme testigo y defensor de la hermosa Monja Polaca, cuando llegó a ser Juan Pablo II. Él la rescató de la oscuridad y la puso en el sitial que Jesús siempre deseó para Ella, como una de sus esposas predilectas.

¿De qué manera se manifestó Jesús a Sor Faustina?

Sor Faustina veía a Jesús en forma vívida. A lo largo de su vida, ella tuvo visiones del Señor en momentos que marcaron fuertemente su entendimiento del mensaje divino. Se puede decir que lo visual juega un papel muy importante en el desarrollo de la obra de Dios allí.
La visión de Jesús durante el baile de adolescentes, se relacionaba con el dolor que Cristo sentiría si Sor Faustina no ingresaba al Convento, para consolidarse como su Esposa. La opción, entonces, quedó en manos de la Religiosa, que tuvo que cambiar radicalmente sus planes futuros. Sin embargo, la revelación que más marcó su vida (y la nuestra!), vino después: en 1931 tuvo una visión en la cual Jesús se le presentaba vestido con una túnica blanca y la mano derecha en alto, en un claro gesto de bendición. La mano izquierda, reposando sobre la vestimenta, señalaba el corazón de Jesús, del cual partían dos rayos, uno de color blanco y el otro de color rojo.

La imagen del Señor tenía voz

Jesús Misericordioso

“Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma Jesús, en Ti confío. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos, sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como Mi gloria. Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es ésta imagen con la firma Jesús, en Ti confío. Deseo que ésta imagen sea venerada primero en tu capilla y luego en el mundo entero”.

En 1933 Sor Faustina se instala en Vilna, donde encarga al pintor Eugenio Kazimirowski pintar la imagen del Jesús Misericordioso, tal como ella la percibió en aquella visión. La tela estuvo terminada para abril del año siguiente, y es el fiel reflejo de la revelación que el Redentor le había manifestado dos años antes.

¿Cuál es el mensaje que Jesús entrega a Sor Faustina?

La historia de Sor Faustina se ha ido reconstruyendo a partir de sus cuadernos personales, una especie de diario espiritual donde ella fue registrando paso a paso sus experiencias con el Jesús de la Misericordia y los mensajes que de Éste fue recibiendo.

En esas revelaciones, Jesús le pide de manera especial que se recuerde diariamente la hora en que Él murió por nosotros en la Cruz:
“A las tres en punto implora Mi Misericordia, en particular por los pecadores. Y aunque sólo por breves momentos te sumerjas en Mi Pasión, particularmente en Mi abandono en el momento de la agonía, que es la hora de la gran misericordia para todo el mundo, Yo te permitiré entrar dentro de Mi mortal sufrimiento. En esta hora no rehusaré nada al alma que me haga una súplica en virtud de Mi Pasión”.

Respecto de la imagen con las palabras “Jesús, en vos confío”, el Señor le dijo:
“Yo deseo que ésta imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en todo el mundo. Yo prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé con Mi propia Gloria. Los dos rayos denotan Agua y Sangre. El rayo blanco significa el Agua que hace las almas correctas. El rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas. Estos dos rayos salieron de las profundidades de Mi tierna Misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto por la lanza en la Cruz”

También Jesús instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia a través de Sor Faustina:
“Yo quiero que ésta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua. Ese domingo ha de ser la Fiesta de Mi Misericordia. En ese día, las profundidades de Mi Misericordia estarán abiertas para todos. Ese día, la plenitud de Mi tierna Misericordia estará abierta. Verteré un océano de gracias sobre las almas que se acerquen a la Fuente de Mi Misericordia. El alma que se confiese y comulgue obtendrá completo perdón de sus pecados y del castigo merecido. Las almas perecen a pesar de Mi amarga Pasión. Estoy dándoles la última esperanza de Salvación, esto es, la Fiesta de Mi Misericordia.”

Debemos esparcir esta devoción y hacerla conocida a los sacerdotes, para que ellos se motiven a celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia en honor de nuestro Señor.
Y finalmente, la Coronilla de la Divina Misericordia completa las devociones entregadas por Jesús en Polonia:
“Oh, cuantas son las gracias que Yo le concederé a las almas que dicen esta coronilla. Las mismas profundidades de Mi Tierna Misericordia se estremecen por causa de aquellos que dicen la coronilla. Escribe estas palabras, Hija mía. Háblale al mundo acerca de Mi Misericordia. Deja que toda la humanidad reconozca Mi Misericordia infinita. Ésta es un signo para los últimos tiempos. Después vendrá el día de la Justicia. Mientras todavía hay tiempo, déjales tener acceso a la fuente de Mi Misericordia, déjales aprovechar de la Sangre y Agua que brotó para ellos. Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado. Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre Mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador. Los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador más empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia. A través de la Coronilla obtendrán todo, si lo pedido es compatible con Mi Voluntad. Entre más grande sea el pecador, más grande es su derecho a Mi Misericordia. Yo demando de ustedes obras de Misericordia, las cuales deben de levantarse por su amor hacia Mí. Ustedes tienen que mostrarle misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No pueden evadir esto o tratar de excusarse de ello”.

Para acceder a la Coronilla de la Divina Misericordia HAGA CLICK AQUI

Respecto de la confesión, le ha dicho Jesús a Sor Faustina

Misericordia de Dios

“Cuando tú vayas a la confesión, a esta fuente de Misericordia, la Sangre y Agua que fluyó de Mi Corazón siempre fluye sobre tu alma. En el Tribunal de la Misericordia (El Sacramento de la Reconciliación), los milagros más grandes toman lugar y se repiten incesantemente. Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de Misericordia. Vengan con fe a los pies de Mi representante. Yo mismo estoy esperándoles allí. Yo tan sólo estoy escondido en el sacerdote. Yo mismo actúo en tu alma, haz tu confesión ante Mí. La persona del Sacerdote es, para Mí, solamente una pantalla. Nunca analices qué clase de sacerdote es el que Yo estoy usando. Ábrele tu alma en la confesión como si lo hicieras conmigo, y Yo te llenaré con Mi Luz. Así estuviera allí un alma, o un cadáver descompuesto, de tal manera que desde el punto de vista humano no hubiera esperanza de restauración y que todo ya estuviera perdido, no es así con Dios. El milagro de la Divina Misericordia restaura esa alma en plenitud. Desde esta fuente de Misericordia las almas atraen gracias solamente con la vasija de la confianza. Si su confianza es grande, no hay limite a Mi generosidad”.

¿Cuál fue la relación de Sor Faustina con la Virgen María?

Para Sor Faustina, María era una fuente perpetua de la misericordia de Dios, como madre, tutora, instructora e intercesora. De María recibió el regalo especial de la pureza, la fortaleza en momentos de sufrimiento e innumerables lecciones en la vida espiritual. “María es mi instructora”, escribe Faustina, “que me enseña siempre cómo vivir para Dios. Cuanto más imito a la Santísima Virgen, tanto más profundamente conozco a Dios. Antes de cada Santa Comunión, ruego fervorosamente a la Madre de Dios que me ayude a preparar mi alma para la llegada de Su Hijo”.
Y le dijo María: “Yo soy no sólo la Reina del Cielo sino también la Madre de la Misericordia y tu Madre. Soy Madre de todos gracias a la insondable misericordia de Dios”.

¿Recibió revelaciones sobre el futuro de la humanidad?

Entre otros mensajes referidos a la inminencia de la venida del tiempo de la justicia, Jesús dijo:
“Antes de venir como juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo el día de la justicia, habrá una señal en el cielo dada a los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá, venida del Cielo, la señal de la Cruz. De cada una de Mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento. Habla al mundo de Mi Misericordia, es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Prepararás al mundo para Mi última venida. Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia”.

Repetidas veces el Señor le dice a Sor Faustina que Él está ofreciendo a los pecadores “la última tabla” o esperanza “de salvación”. Jesús quiere que regresemos a Él, pero tenemos que responder ahora, mientras sea aún la hora de la misericordia:
“Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia. Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita. Todavía queda tiempo. Que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi Misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia”.

Nuestra Señora también le habla a la Santa Sor Faustina sobre la urgencia del mensaje de misericordia:
“Tú debes hablar al mundo de Su gran misericordia y preparar al mundo para Su segunda venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. ¡Oh, qué terrible es ese día!. Establecido está ya el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para concederla”.

Y en relación a Juan Pablo II, Jesús dijo allí:

“Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a Mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, y de ella saltará la chispa que preparará el mundo para Mi última venida”.
Pareciera que aquí Jesús se refiere a Karol Wojtyla, lo que coincidiría con las profecías de la Virgen en las apariciones de Garabandal, donde se escuchó que Juan Pablo II era el último Papa, previo al retorno de Cristo en Gloria. Sin embargo, la interpretación de las revelaciones de Dios son mucho más complejas que esa simple lectura: el Señor nos deja los rastros para que estemos preparados, pero el día y la hora dependen en realidad de nuestro comportamiente. El Señor, pleno de Misericordia, es capaz de cambiar Sus planes las veces que haga falta, con la finalidad de incrementar el número de almas que acceden al Reino. Si oramos y honramos Su Amor, Su Corazón se derrite por nosotros. En cambio, si lo abandonamos damos curso a Su Justicia. En nuestras manos está la respuesta.

¿Cuál fue la reacción de la Iglesia a las revelaciones recibidas por Sor Faustina?

Sor Faustina y la Iglesia

La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia, y en la medida de las gracias alcanzadas por su intercesión. Millones de copias de los devociones y del Jesús Misericordioso se expandieron por el mundo en las décadas posteriores a su muerte. Ya en el año 1953, unos 25 millones de ejemplares de literatura sobre la Divina Misericordia habían sido distribuidos por todo el mundo.

Durante los años 1958 y 1959, la profecía de Sor Faustina sobre la aparente destrucción del trabajo de divulgación de la Divina Misericordia (Diario de Sor Faustina, 378) empezó a cumplirse: debido a errores incluidos en malas traducciones, y a la imposibilidad de verificar las fuentes directas en un país que estaba detrás de la cortina de hierro, la Iglesia prohibió las devociones por un periodo de diecinueve años.

En 1978, se revocó por completo la prohibición, gracias a la intervención del entonces Arzobispo de Cracovia, el Cardenal Karol Wojtyla. La Hermana Sor Faustina fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30 de abril del año 2000, el primer domingo después del Domingo de Resurrección, el cual se conoce como el Domingo de la Divina Misericordia.

El Santo Padre Juan Pablo II dirigió la ceremonia de canonización de Sor Faustina, ahora Santa Faustina, ante una multitud de aproximadamente 200.000 peregrinos. Ella tiene el honor de ser la primera santa canonizada en este milenio

¿Cómo debemos actuar frente a la obra de Santa Faustina de Kowalska?

Jesus Misericordioso 3

Es tan claro el mensaje de Jesús, que da tristeza no ver sus resultados de manera más concluyente, sobre la realidad del mundo que vivimos. La Misericordia es Dios esperando y amando. Esperando que nos arrepintamos, de corazón, de nuestros pecados. Esto es el agua de la Confesión, el Sacramento de la Reconciliación. Y una vez que nos arrepentimos, Él nos perdona, no importa cuán graves sean nuestras faltas. Pero debemos arrepentirnos! Y recibirlo en la Eucaristía, que es la consolidación de nuestra entrega a Dios, reconociendo Su Paternidad sobre nosotros.

El demonio difunde por estas épocas la idea de que Dios es tan bueno, que perdona a todos por igual, no importa lo que hagamos. De tal modo se niega al mal, y a satán mismo. Dios espera y ama. Espera nuestro arrepentimiento, y entonces perdona. Por supuesto que el límite de la Misericordia, es la Justicia. Y es en este punto en que Jesús volverá a nosotros como el Justo Juez, que dará a cada uno lo que cada alma haya ganado. Mientras tenemos tiempo, mientras estamos en los tiempos de la Misericordia, no podemos demorarnos. Arrepintámonos, encontremos a Jesús en la Eucaristía y llenemos nuestra alma del gozo de haber vuelto a la casa del Padre, como el hijo pródigo lo hizo.

Jesus Misericordioso 4

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San Marcos, evangelista https://www.reinadelcielo.org/san-marcos-evangelista/ Fri, 25 Apr 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=12510 ]]>

Fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto. († c.68)

Vida de San Marcos

Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos, de Egipto, Venecia, contra la impenitencia y las picadas de insectos.

San Marcos evangelista

San Marcos es judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero.

Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.

Junto con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como “mi hijo” (1P 5,13).

A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).

Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.

Murió mártir aprox. el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.

Su símbolo es el león alado. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Mc. 1,3).

En Venecia se veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.

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Fuente: Catholic.net


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La Llaga de la Misericordia https://www.reinadelcielo.org/la-llaga-de-la-misericordia/ Fri, 25 Apr 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=389 Por el honor que Dios me concede al escribir sobre Sus cosas, puedo conocer a gente excepcional, enamorados de Su Iglesia, de Su Sagrado Corazón, de Su Inmaculada Madre. En este capítulo estaba absorto, escuchando a dos apasionados corderos del rebaño del Pastor Divino que intercambiaban frases distantes años luz del mundo tal y como lo conocemos. Yo, testigo mudo, gozaba y deseaba ese intercambio reemplazara por completo tantas otras cosas que uno vive a cotidiano. Vivía así un paseo por el jardín de las cosas de Dios, ni más ni menos. Él, un sacerdote como Dios manda, ella, una pequeña seguidora del Hombre Dios, juntos, dos verdaderas presas del Pescador de hombres, en el buen y bíblico sentido del término.

En estos giros estábamos, cuando la conversación se fue aproximando a algo que llamó mucho mi atención, hasta que intervine y exclamé: ustedes están compartiendo sus experiencias espirituales sobre una devoción que debiera difundirse por el mundo entero, particularmente en estos tiempos de tribulación y persecución de todo lo bueno. Me miraron atentos, pensativos. Quise decir entonces que sus comentarios sobre la importancia de la devoción a la Llaga del Costado del Señor son especialmente importantes para nuestro mundo, porque sin dudas esta es la Llaga de la Misericordia.

Cuando Jesús moría desangrado en el Gólgota, ante la mirada azorada de Su Madre y unos pocos testigos, se deslizaron algunos hechos que en pocos minutos marcaron la historia de la Iglesia, de la humanidad. La canonización del primer santo, San Dimas, el buen ladrón. El mismo Dios lo declaró canónicamente Santo desde Su Cruz. También las inolvidables Palabras a Juan y María, haciéndonos a todos nosotros hijos, con Juan, de semejante Madre. Pero otro hecho excepcional fue el que protagonizó el soldado romano con la punta de su lanza, tratando de verificar si el Divino Reo estaba realmente muerto.

Él clavó el metal hasta el fondo, traspasando Piel y Músculos, hasta llegar al Corazón del Crucificado. De allí, para su sorpresa, brotó abundantísima Sangre y Agua, que lo bañaron en la fría, tormentosa y oscura cima del Gólgota. El Signo fue derramado en el momento preciso, el momento del triunfo, cuando el Salvador del mundo nos dio Vida Eterna llevándose nuestros pecados con Su propia entrega. Sangre y Agua, Vida y Redención. Sangre que representa la Vida que nos da el Salvador, y Agua que representa el lavado de nuestros pecados.

Así lo rezamos en esa hermosa oración que es el Anima Christi: “Sangre de Cristo embriágame, Agua del Costado de Cristo lávame”. La Misericordia de Dios nos alimenta con la Sangre que da la Vida Eterna, y nos lava con el agua del Sacramento de la Reconciliación. El Sacrificio de Jesús significó la Salvación de la humanidad, no por el mérito de hombre alguno, sino por el mérito exclusivo del Hombre Dios, Jesucristo Dios Vivo, Verdadero Dios y Verdadero Hombre. La Salvación proviene exclusivamente de Él, por Su Infinita Misericordia, que se derramó de Su Costado en el culmen de aquel día de dolor y triunfo, cuando ya Su Cuerpo exánime se presentaba ante la Madre de todos nosotros, Madre de la humanidad, Madre del dolor.

Ser Dios

Muchos siglos después Santa Faustina Kowalksa vio al Señor que le decía: “Pinta un cuadro según la imagen que te muestro en este momento”. Jesús se presentó entonces a ella con una mano bendiciendo y la otra señalando Su Sagrado Corazón, del que brotaban dos rayos que iluminaban el mundo. Un rayo era rojo, el otro blanco. Según explicó Jesús a Faustina, estos rayos representan la Sangre y el Agua, mismos que brotaron de Su Corazón a través de la Llaga de Su Costado.

La Llaga de la Misericordia, Llaga del Costado del Señor, sigue derramando la Lluvia de la Misericordia sobre todos nosotros, porque vivimos los tiempos de la Misericordia Divina. A Francisco de Asís se abrió esa llaga, y al Padre Pío también, derramando abundantísima sangre que unió a estos dos extraordinarios hombres a la Redención del Señor, invitándolos a ellos y a nosotros todos a ser corredentores, como es Corredentora la Madre del Señor. Dios nos invita así a configurarnos a Su Cruz, a llevarla, a dejarnos envolver en esta Lluvia de Gracias, de Misericordia Divina, que abundante y profusamente brota de Su Costado.

Hoy, ahora y siempre, adoremos la Llaga del Costado de Cristo como signo de Su Infinita Misericordia. La Lanza que traspasó a aquel Cordero en la cima del Gólgota sigue traspasando Su Misericordiosísimo Corazón en la forma de incontables ofensas y pecados, que se acrecientan al son y el crepitar de la hoguera espiritual en la que el mundo gozoso se sumerge. Nada detiene el fluir de la Sangre y el Agua, hasta que un día el Padre Eterno invite al Justo Juez a derramar Su Justicia.

Vivimos un tiempo de Gracia, no lo desperdiciemos. Adoremos al Amor de los Amores, que en tiempos de Misericordia nos baña con el Amor que brota de la Llaga de Su Costado, la Llaga de la Misericordia.


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Novena a la Misericordia Divina https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-misericordia-divina/ Wed, 23 Apr 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=233 MISERICORDIA DIVINA

NOVENA DE LA MISERICORDIA

Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre… Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a los méritos de mi amarga Pasión.”

Del diario de sor Faustina

La Novena a la Divina Misericordia se inicia el Viernes Santo y culmina el Domingo posteriores a Pascua de Resurrección, en que se celebra la Fiesta de la Misericordia Divina según le pidiera Jesús a Sor Faustina. A través de esta maravillosa novena, Jesús nos pide rezar por toda la humanidad, por todas las almas incluidas los del Purgatorio. En cada día el Señor nos hace pedir por un grupo distinto de almas, hasta cubría a todos aquellos que necesitan de Su Misericordia. Luego de cada oración culmina con el rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia.


(Para encontrar el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, haga click aquí)


DÍA PRIMERO

Por todo el género humano, especialmente por los pecadores

Misericordiosísimo Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas que salgamos jamás de él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por los méritos de Su Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amen.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA SEGUNDO

Por las almas de los sacerdotes y religiosos

Misericordiosísimo Jesús, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias sobre las religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos aquellos que la vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido de Tu viña (hacia las almas de sacerdotes y religiosos); dótalos con la fortaleza de Tus bendiciones. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están unidos, impárteles Tu poder y Tu luz, para que guíen a otros en el camino de la salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA TERCERO

Por todas las almas devotas y fieles

Misericordiosísimo Jesús, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de Tu Compasivísimo Corazón y no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta gracia en virtud del más excelso de los amores; aquel con el que Tu corazón arde tan fervorosamente por el Padre Celestial.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el legado de Tu Hijo. Por los méritos y dolores de Su Pasión, concédeles Tu bendición y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudiquen su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa fe, sino que, con todos los Ángeles y Santos, glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA CUARTO

Por los que no creen y todavía no conocen la Divina Misericordia.

Piadosísimo Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la morada de Tu corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA QUINTO

Por las almas de nuestros hermanos separados

Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la luz a aquellos que Te buscan. Recibe en el seno de Tu Corazón desbordante de piedad las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalos, con la ayuda de Tu luz, a la unidad de la Iglesia, y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Corazón, todo amor; haz que también ellos lleguen a glorificar la generosidad de tu misericordia.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus bendiciones y abusado de Tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error. También a ellos da cobijo el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasión que sufrió y que aceptó por su bien. Haz que glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amen.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA SEXTO

Por las almas mansas y humildes y las de los niños pequeños

Misericordiosísimo Jesús que dijiste: “aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón”, acoge en Tu Corazón desbordante de piedad a todas las almas mansas y humildes, y las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo en Tu Piadosísimo Corazón, oh Jesús y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacía estas almas mansas, hacia estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el género humano, para que todas las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos de los siglos. Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA SÉPTIMO

Por las almas que veneran especialmente la Misericordia Divina

Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, recibe en Tu Corazón piadosísimo las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de Tu misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio de las dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y unidas a Ti, oh Jesús, portan sobre sus hombros a todo el género humano; por ello no serán juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acogerá cuando llegue el momento de partir de esta vida.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada sobre las almas que alaban y honran Tu Atributo Supremo, Tu misericordia infinita, guarecidas en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Estas almas viven el Evangelio con sus manos rebosantes de obras de misericordia, y su corazón, desbordante de alegría, entona cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando Tu misericordia. Te lo suplico Señor: muéstrales Tu misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza en Ti depositada. Que se cumpla en ellos la promesa hecha por Jesús, al expresarles que durante su vida, pero sobre todo a la hora de la muerte, aquellas almas que veneraron Su infinita misericordia, serían asistidas por El, pues ellas son su gloria. Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA OCTAVO

Por las almas que estén en el purgatorio

Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste ¡misericordia!, introduzco ahora en el seno de Tu Corazón desbordante de misericordia las almas del purgatorio, almas que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua que brotó de Tu Corazón apague las llamas purificadoras para que, también allí, el poder de Tu misericordia, sea glorificado.

Padre eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el purgatorio y que Jesús acoge en Su Corazón, desbordante de piedad. Te suplico, por la dolorosa Pasión que sufrió Tu Hijo, y por toda la amargura que anegó Su sacratísima alma: muéstrate misericordioso con las almas que se hallan bajo Tu justiciera mirada. No los mires de otro modo, sino sólo a través de las heridas de Jesús, Tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que Tu bondad y compasión son infinitas. Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina

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DÍA NOVENO

Por las almas tibias

Piadosísimo Jesús, que eres la Piedad misma. Traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda en ellas, de nuevo, la llama de tu amor, y no vuelva el peso muerto de su indiferencia a abrumante con su carga. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que Tu Hijo padeció, y por sus tres largas horas de agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen en el mar sin fondo de Tu misericordia, Amén.


Coronilla a la Misericordia Divina


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En memoria del Papa Francisco https://www.reinadelcielo.org/en-memoria-del-papa-francisco/ Mon, 21 Apr 2025 17:55:32 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=28407 ]]>

Hoy, 21 de abril de 2025, la Iglesia Católica y el mundo entero lamentan profundamente el fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, quien partió a la Casa del Padre a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano. Su pontificado, iniciado en 2013, estuvo marcado por un compromiso inquebrantable con los más pobres, la justicia social y una Iglesia abierta y misericordiosa.

Desde Reina del Cielo, nos unimos en oración y duelo por la partida de este gran pastor. Elevamos nuestras súplicas a la Virgen María, Reina del Cielo, para que interceda por el alma del Santo Padre y lo acoja en la gloria eterna.

Que su legado de humildad, cercanía y reforma siga iluminando el camino de la Iglesia.
Descansa en paz, Papa Francisco.

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Via Lucis – Tiempo Pascual https://www.reinadelcielo.org/via-lucis-tiempo-pascual/ Sun, 20 Apr 2025 08:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3917 ]]> En el tiempo Pascual, la Iglesia Católica realiza la devoción del “Via Lucis”, “Camino de Luz”,una tradición que se viene desarrollando desde el Domingo de Pascua hasta el día de Pentecostés, donde ocurrieron hechos que marcaron la historia de los primeros cristianos.

En el Via Lucis se destaca el triunfo de Jesús sobre la muerte, siendo una etapa que muestra el camino de gloria y la alegría de Jesucristo Resucitado. Este momento especial es fundamento para iniciar la última etapa del paso de Jesús por la tierra.

Esta devoción se realiza todos los viernes de cada semana de Pascua, son siete viernes que cuentan la historia de Jesús y sus momentos vividos hasta llegar a los cincuenta días de la celebración de Pentecostés.

Cómo rezar el Via Lucis

Para rezar el Via Lucis, en el que compartimos con Jesús la alegría de su Resurrección, se presenta un esquema similar al que se utiliza para rezar el Via Crucis:

• Enunciado de la estación.

• Presentación o monición que encuadra la escena.

• Texto evangélico correspondiente, con la cita de los lugares paralelos.

• Oración que pretende tener un tono de súplica.

Si se desea, después del enunciado de cada una de las estaciones, se puede decir:

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

VIA LUCIS

Oración Preparatoria

Señor Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y vives para siempre comunicándonos la vida, la alegría, la esperanza firme.

Tú que fortaleciste la fe de los apóstoles,
de las mujeres y de tus discípulos enseñándolos a amar con obras, fortalece también nuestro espíritu vacilante,para que nos entreguemos de lleno a Ti.

Queremos compartir contigo y con tu Madre Santísima la alegría de tu Resurrección gloriosa.

Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que, iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.

PRIMERA ESTACIÓN.
¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!

resurreccion 1

En la ciudad santa, Jerusalén, la noche va dejando paso al Primer Día de la semana. Es un amanecer glorioso, de alegría desbordante, porque Cristo ha vencido definitivamente a la muerte. ¡Cristo vive! ¡Aleluya!

Del Evangelio según San Mateo 28, 1-7. (cf. Mc 16, 1-8; Lc, 24, 1-9; Jn 20, 1-2).

Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Angel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. El Angel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles».

Comentario

En los sepulcros suele poner “aquí yace”, en cambio en el de Jesús el epitafio no estaba escrito sino que lo dijeron los ángeles: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado” (Lc 24, 5-6).

Cuando todo parece que está acabado, cuando la muerte parece haber dicho la última palabra, hay que proclamar llenos de gozo que Cristo vive, porque ha resucitado. Esa es la gran noticia, la gran verdad que da consistencia a nuestra fe, que llena de una alegría desbordante nuestra vida, y que se entrega a todos: “hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Noticia” (1 Pe 4, 6), porque Jesús abrió las puertas del cielo a los justos que murieron antes que Él.

Cristo, que ha querido redimirnos dejándose clavar en un madero, entregándose plenamente por amor, ha vencido a la muerte. Su muerte redentora nos ha liberado del pecado, y ahora su resurrección gloriosa nos ha abierto el camino hacia el Padre.

Oración

Señor Jesús, hemos querido seguirte en los momentos difíciles de tu Pasión y Muerte, sin avergonzarnos de tu cruz redentora. Ahora queremos vivir contigo la verdadera alegría, la alegría que brota de un corazón enamorado y entregado, la alegría de la resurrección. Pero enséñanos a no huir de la cruz, porque antes del triunfo suele estar la tribulación. Y sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese gozo que nunca acaba.

SEGUNDA ESTACIÓN.
EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA.

María Magdalena, va al frente de las mujeres que se dirigen al sepulcro para terminar de embalsamar el cuerpo de Jesús. Llora su ausencia porque ama, pero Jesús no se deja ganar en generosidad y sale a su encuentro.

Del Evangelio según San Juan 20, 10-18 (cf. Mc 16, 9-11; Mt 28, 9-10).

Los discípulos regresaron entonces a su casa. María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Comentario

La Magdalena ama a Jesús, con un amor limpio y grande. Su amor está hecho de fortaleza y eficacia, como el de tantas mujeres que saben hacer de él entrega. María ha buscado al Maestro y la respuesta no se ha hecho esperar: el Señor reconoce su cariño sin fisuras, y pronuncia su nombre. Cristo nos llama por nuestros nombres, personalmente, porque nos ama a cada uno. Y a veces se oculta bajo la apariencia del hortelano, o de tantos hombres o mujeres que pasan, sin que nos demos cuenta, a nuestro lado.

María Magdalena, una mujer, se va a convertir en la primera mensajera de la Resurrección: recibe el dulce encargo de anunciar a los apóstoles que Cristo ha resucitado.

Oración

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, la tradición cristiana nos dice que la primera visita de tu Hijo resucitado fue a ti, no para fortalecer tu fe, que en ningún momento había decaído, sino para compartir contigo la alegría del triunfo. Nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena, seamos testigos y mensajeros de la Resurrección de Jesucristo, viviendo contigo el gozo de no separarnos nunca del Señor.

TERCERA ESTACIÓN.
JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES

resurreccion 3

Las mujeres se ven desbordadas por los hechos: el sepulcro está vacío y un ángel les anuncia que Cristo vive. Y les hace un encargo: anunciadlo a los apóstoles. Pero la mayor alegría es ver a Jesús, que sale a su encuentro.

Del Evangelio según San Mateo 28, 8-10.

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».

Comentario

Las mujeres son las primeras en reaccionar ante la muerte de Jesús. Y obran con diligencia: su cariño es tan auténtico que no repara en respetos humanos, en el qué dirán. Cuando embalsamaron el cuerpo de Jesús lo tuvieron que hacer tan rápidamente que no pudieron terminar ese piadoso servicio al Maestro. Por eso, como han aprendido a querer, a hacer las cosas hasta el final, van a acabar su trabajo. Son valientes y generosas, porque aman con obras. Han echado fuera el sueño y la pereza y, antes de despuntar el día, ya se encaminan hacia el sepulcro. Hay dificultades objetivas: los soldados, la pesada piedra que cubre la estancia donde está colocado el Señor. Pero ellas no se asustan porque saben poner todo en manos de Dios.

Oración

Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o exteriores, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento, que nuestro único móvil sea el amor, el ponernos a tu servicio porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de todos los tiempos, queremos estar, desde el silencio, al servicio de los demás.

CUARTA ESTACIÓN.
LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO

Para ratificar la resurrección de Cristo, Dios permitió que hubiera unos testigos especiales: los soldados puestos por los príncipes de los sacerdotes, precisamente para evitar que hubiera un engaño.

Del Evangelio según San Mateo 28, 11-15.

Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: «Digan así: «Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos». Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo». Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.

Comentario

Los enemigos de Cristo quisieron cerciorarse de que su cuerpo no pudiera ser robado por sus discípulos y, para ello, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y montando la guardia. Y son precisamente ellos quienes contaron lo ocurrido. Qué acertado es el comentario de un Padre de la Iglesia cuando dice a los soldados: “Si dormíais ¿por qué sabéis que lo han robado?, y si los habéis visto, ¿por qué no se lo habéis impedido?”. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

En lugar de creer, los sumos sacerdotes y los ancianos quieren ocultar el acontecimiento de la Resurrección y, con dinero, compran a los soldados, porque la verdad no les interesa cuando es contraria a lo que ellos piensan.

Oración

Señor Jesús, danos la limpieza de corazón y la claridad de mente para reconocer la verdad. Que nunca negociemos con la ella para ocultar nuestras flaquezas, nuestra falta de entrega, que nunca sirvamos a la mentira, para sacar adelante nuestros intereses. Que te reconozcamos, Señor, como la Verdad de nuestra vida.

QUINTA ESTACIÓN.
PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO

Los apóstoles han recibido con desconfianza la noticia que les han dado las mujeres. Están confusos, pero el amor puede más. Por eso Pedro y Juan se acercan al sepulcro con la rapidez de su esperanza.

Del Evangelio según San Juan 20, 3-10 (cf. Lc 24, 12).

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos regresaron entonces a su casa.

Comentario

Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado corriendo, con el alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y comprueban que todo es como les han dicho las mujeres. Hasta los más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan grabados en su interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es una vana ilusión: es un hecho de la historia, que va a cambiar la historia. Después de este hecho, el Señor saldría al encuentro de Pedro, como expresión de la delicadeza de su amor; y así, el que llegaría a ser Cabeza de los Apóstoles, y tendría que confirmarlos en la fe, recibió una visita personal de Jesús. Así nos lo cuenta Pablo y Lucas: “[Cristo] se apareció a Cefas y luego a los Doce” (1 Cor 15, 5; cf. Lc 24, 34).

Oración

Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que corramos con esperanza a buscarte.

SEXTA ESTACIÓN.
JESÚS EN EL CENÁCULO MUESTRA SUS LLAGAS A LOS APÓSTOLES

resurreccion

Los discípulos están en el Cenáculo, el lugar donde fue la Última Cena. Temerosos y desesperanzados, comentan los sucesos ocurridos. Es entonces cuando Jesús se presenta en medio de ellos, y el miedo da paso a la paz.

Del Evangelio según San Lucas 24, 36-43 (cf. Mc 16, 14-18; Jn, 20, 19-23).

Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo». Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?». Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos.

Comentario

Cristo resucitado es el mismo Jesús que nació en Belén y trabajó durante años en Nazaret, el mismo que recorrió los caminos de Palestina predicando y haciendo milagros, el mismo que lavó los pies a sus discípulos y se entregó a sus enemigos para morir en la Cruz. Jesucristo, el Señor que es verdadero Dios y hombre verdadero. Pero los apóstoles apenas pueden creerlo: están asustados, temerosos de correr su misma suerte. Es entonces cuando se presenta en medio de ellos, y les muestra sus llagas como trofeo, la señal de su victoria sobre la muerte y el pecado. Con ellas nos ha rescatado. Han sido el precio de nuestra redención. No es un fantasma. Es verdaderamente el mismo Jesús que los eligió como amigos, y ahora come con ellos. El Señor, que se ha encarnado por nosotros, nos quiere mostrar, aún más explícitamente, que la materia no es algo malo, sino que ha sido transformada porque Jesús la ha asumido.

Oración

Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento, incluso cuando no te esperamos. Que seas para nosotros no una figura lejana que existió en la historia, sino que, vivo y presente entre nosotros, ilumines nuestro camino en esta vida y, después, transformes nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.

SÉPTIMA ESTACIÓN.
EN EL CAMINO DE EMAÚS

Esa misma tarde dos discípulos vuelven desilusionados a sus casas. Pero un caminante les devuelve esperanza. Sus corazones vibran de gozo con su compañía, sin embargo sólo se les abren los ojos al verlo partir el pan.

Del Evangelio según San Lucas 24, 13-32 (cf. Mc 16, 12-13)

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día a una aldea llamada Emaús (…). Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo (…) Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a Él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, Él les hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron diciendo: “Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída”. Y entró para quedarse con ellos.

Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció. Ellos comentaron: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”

Comentario

Los de Emaús se iban tristes y desesperanzados: como tantos hombres y mujeres que ven con perplejidad cómo las cosas no salen según habían previsto. No acaban de confiar en el Señor. Sin embargo Cristo “se viste de caminante” para iluminar sus pasos decepcionados, para recuperar su esperanza. Y mientras les explica las Escrituras, su corazón, sin terminar de entender, se llena de luz, “arde” de fe, alegría y amor. Hasta que, puestos a la mesa, Jesús parte el pan y se les abren la mente y el corazón. Y descubren que era el Señor. Nosotros comprendemos con ellos que Jesús nos va acompañando en nuestro camino diario para encaminarnos a la Eucaristía: para escuchar su Palabra y compartir el Pan.

Oración

Señor Jesús, ¡cuántas veces estamos de vuelta de todo y de todos! ¡tantas veces estamos desengañados y tristes! Ayúdanos a descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de tu Palabra y en la celebración de la Eucaristía, donde te ofreces a nosotros como alimento cotidiano. Que siempre nos lleve a Ti, Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los hermanos.

OCTAVA ESTACIÓN.
JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS.

Jesús se presenta ante sus discípulos. Y el temor de un primer momento da paso a la alegría. Va a ser entonces cuando el Señor les dará el poder de perdonar los pecados, de ofrecer a los hombres la misericordia de Dios.

Del Evangelio según San Juan 20, 19-23 (cf. Mc 16, 14; Lc 24, 36-45).

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».

Comentario

Los apóstoles no han terminado de entender lo que ha ocurrido en estos días, pero eso no importa ahora, porque Cristo está otra vez junto a ellos. Vuelven a vivir la intimidad del amor, la cercanía del Maestro. Las puertas están cerradas por el miedo, y Él les va a ayudar a abrir de par en par su corazón para acoger a todo hombre. Durante la Última Cena les dio el poder de renovar su entrega por amor: el poder de celebrar el sacrificio de la Eucaristía. En estos momentos, les hace partícipes de la misericordia de Dios: el poder de perdonar los pecados. Los apóstoles, y con ellos todos los sacerdotes, han acogido este regalo precioso que Dios otorga al hombre: la capacidad de volver a la amistad con Dios después de haberlo abandonado por el pecado, la reconciliación.

Oración

Señor Jesús, que sepamos descubrir en los sacerdotes otros Cristos, porque has hecho de ellos los dispensadores de los misterios de Dios. Y, cuando nos alejemos de Ti por el pecado, ayúdanos a sentir la alegría profunda de tu misericordia en el sacramento de la Penitencia. Porque la Penitencia limpia el alma, devolviéndonos tu amistad, nos reconcilia con la Iglesia y nos ofrece la paz y serenidad de conciencia para reemprender con fuerza el combate cristiano.

NOVENA ESTACIÓN.
JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS.

Santo Tomas apóstol

Tomás no estaba con los demás apóstoles en el primer encuentro con Jesús resucitado. Ellos le han contado su experiencia gozosa, pero no se ha dejado convencer. Por eso el Señor, ahora se dirige a él para confirmar su fe.

Del Evangelio según San Juan 20, 26-29

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!. Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».

Comentario

Tomás no se deja convencer por las palabras, por el testimonio de los demás apóstoles, y busca los hechos: ver y tocar. Jesús, que conoce tan íntimamente nuestro corazón, busca recuperar esa confianza que parece perdida. La fe es una gracia de Dios que nos lleva reconocerlo como Señor, que mueve nuestro corazón hacia Él, que nos abre los ojos del espíritu. La fe supera nuestras capacidades pero no es irracional, ni algo que se imponga contra nuestra libertad: es más bien una luz que ilumina nuestra existencia y nos ayuda y fortalece para reconocer la verdad y aprender a amarla. ¡Qué importante es estar pegados a Cristo, aunque no lo sintamos cerca, aunque no lo toquemos, aunque no lo veamos!

Oración

Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón grande. Como dijiste al apóstol Tomás, queremos, aún sin ver, rendir nuestro juicio y abrazarnos con firmeza a tu palabra y al magisterio de la Iglesia que has instituido, para que tu Pueblo permanezca en la verdad que libera.

DÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA

Los apóstoles han vuelto a su trabajo: a la pesca. Durante toda la noche se han esforzado, sin conseguir nada. Desde la orilla Jesús les invita a empezar de nuevo. Y la obediencia les otorga una muchedumbre de peces.

Del Evangelio según San Juan 21, 1-6a

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: “Me voy a pescar”. Ellos contestan: “Vamos también nosotros contigo”. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: “Muchachos, ¿tenéis pescado?”. Ellos contestaron: “No”. Él les dice: “Echad la rea a la derecha de la barca y encontraréis”. La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: “Es el Señor”.

Comentario

En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen en el trabajo con Pedro. La barca de Pedro, el pescador de Galilea, es imagen de la Iglesia, cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados a poner por obra el mandato del Señor: “seréis pescadores de hombres”. Pero no vale únicamente el esfuerzo humano, hay que contar con el Señor, fiándonos de su palabra, y echar las redes. En las circunstancias difíciles, cuando parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra parte, es el momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su doctrina. El apostolado, la extensión del Reino, es fruto de la gracia de Dios y del esfuerzo y docilidad del hombre. Pero hay que saber descubrir a Jesús en la orilla, con esa mirada que afina el amor. Y Él nos premiará con frutos abundantes.

Oración

Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la barca de Pedro, en la Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla como madre. Enséñanos, Señor, a apoyarnos no sólo en nosotros mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de vista, y sigamos siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan difíciles o absurdas, porque sólo así recogeremos frutos abundantes que serán tuyos, no nuestros.

UNDÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR

Jesús ha cogido aparte a Pedro porque quiere preguntarle por su amor. Quiere ponerlo al frente de la naciente Iglesia. Pedro, pescador de Galilea, va a convertirse en el Pastor de los que siguen al Señor.

Del Evangelio según San Juan 21, 15-19.

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».

Comentario

Pedro, el impulsivo, el fogoso, queda a solas con el Señor. Y se siente avergonzado porque le ha fallado cuando más lo necesitaba. Pero Jesús no le reprocha su cobardía: el amor es más grande que todas nuestras miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de recomenzar, porque nunca hay nada perdido. Las tres preguntas de Jesús son la mejor prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que nunca abandona a los suyos: siempre está abierta, de par en par, la puerta de la esperanza para quien sabe amar. La respuesta de Cristo, Buen Pastor, es ponerle a él y a sus Sucesores al frente de la naciente Iglesia, para pastorear al Pueblo de Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de un hermano, de un servidor. Así, Pedro, el primer Papa, y luego sus sucesores son “el Siervo de los siervos de Dios”.

Oración

Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son traiciones a tu amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor. Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor de Pedro, al Santo Padre el Papa, con el apoyo eficaz que da la obediencia, porque es garantía de la unidad de la Iglesia y de la fidelidad al Evangelio.

DUODÉCIMA ESTACIÓN.
LA DESPEDIDA: JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES

Mano extendida de Jesús (ft img)

Antes de dejar a sus discípulos el Señor les hace el encargo apostólico: la tarea de extender el Reino de Dios por todo el mundo, de hacer llegar a todos los rincones la Buena Noticia.

Del Evangelio según San Mateo 28, 16-20. cf. Lc 24, 44-48.

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».

Comentario

Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos debieron quedar muy grabados en sus mentes y en sus corazones. La intimidad de la amistad se ha ido concretando con la cercanía del resucitado, que les ha ayudado a saborear estos últimos instantes con Él. Pero el Señor pone en su horizonte toda la tarea que tienen por delante: “Id al mundo entero…”. Ese es su testamento: hay que ponerse en camino para llevar a todos el mensaje que han visto y oído. Están por delante las tres grandes tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de Dios para que la gente crea; bautizar, hacer que las personas lleguen a ser hijos de Dios, que celebren los sacramentos; y vivir según el Evangelio, para parecerse cada día más a Jesús, el Maestro, el Señor.

Oración

Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce mandato de predicar la Buena Nueva, dilata nuestro corazón para que crezca en nosotros el deseo de llevar al mundo, a cada hombre, a todo hombre, la alegría de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y creyendo sea transformado a tu imagen.

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ASCIENDE AL CIELO

Cumplida su misión entre los hombres, Jesús asciende al cielo. Ha salido del Padre, ahora vuelve al Padre y está sentado a su derecha. Cristo glorioso está en el cielo, y desde allí habrá de venir como Juez de vivos y muertos.

De los Hechos de los Apóstoles 1, 9-11 (cf. Mc 16, 19-20; Lc 24, 50-53).

Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir».

Comentario

Todos se han reunido para la despedida del Maestro. Sienten el dolor de la separación, pero el Señor les ha llenado de esperanza. Una esperanza firme: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Por eso los ángeles les sacan de esos primeros instantes de desconcierto, de “mirar al cielo”. Es el momento de ponerse a trabajar, de emplearse a fondo para llevar el mensaje de alegría, la Buena Noticia, hasta los confines del mundo, porque contamos con la compañía de Jesús, que no nos abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es nuestro, sino de Dios, para quemarlo en su servicio.

Jesucristo ha querido ir por delante de nosotros, para que vivamos con la ardiente esperanza de acompañarlo un día en su Reino. Y está sentado a la derecha del Padre, hasta que vuelva al final de los tiempos.

Oración

Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no permanezcamos nunca de brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una siembra continua de paz y de alegría.

DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS

La promesa firme que Jesús ha hecho a sus discípulos es la de enviarles un Consolador. Cincuenta días después de la Resurrección, el Espíritu Santo se derrama sobre la Iglesia naciente para fortalecerla, confirmarla, santificarla.

De los Hechos de los Apóstoles 2, 1-4

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

Comentario

Jesús, el Hijo de Dios, está ya en el cielo, pero ha prometido a sus amigos que no quedarán solos. Y fiel a la promesa, el Padre, por la oración de Jesús, envía al Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Muy pegados a la Virgen, Madre de la Iglesia, reciben el Espíri tu Santo. Él es el que llena de luz la mente y de fuego el corazón de los discípulos para darles la fuerza y el impulso para predicar el Reino de Dios. Queda inaugurado el “tiempo de la Iglesia”. A partir de este momento la Iglesia, que somos todos los bautizados, está en peregrinación por este mundo. El Espíritu Santo la guía a lo largo de la historia de la humanidad, pero también a lo largo de la propia historia personal de cada uno, hasta que un día participemos del gozo junto a Dios en el cielo.

Oración

Dios Espíritu Santo, Dulce Huésped del alma, Consolador y Santificador nuestro, inflama nuestro corazón, llena de luz nuestra mente para que te tratemos cada vez más y te conozcamos mejor. Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para que, transformados por tu fuerza, te pongamos en la entraña de nuestro ser y de nuestro obrar, y todo lo hagamos bajo tu impulso.

ORACIÓN FINAL

El Buen Pastor (ft img)

Señor y Dios nuestro,
fuente de alegría y de esperanza,
hemos vivido con tu Hijo los acontecimientos de su Resurrección y Ascensión hasta la venida del Espíritu Santo;
haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu gracia y nos capacite
para dar testimonio de Jesucristo
en medio del mundo.

Te pedimos por tu Santa Iglesia:
que sea fiel reflejo
de las huellas de Cristo en la historia y que, llena del Espíritu Santo,
manifieste al mundo los tesoros de tu amor,
santifique a tus fieles con los sacramentos y haga partícipes a todos los hombres
de la resurrección eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Fuentes:
Periódico la Verdad
Catholic.net

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El “Ave María”, oración de la Pascua https://www.reinadelcielo.org/el-ave-maria-oracion-de-la-pascua/ Sun, 20 Apr 2025 06:42:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22095 ]]> De cara a la Pascua, el obispo de Jaén, monseñor Amadeo Rodríguez Magro, ha escrito una carta a los fieles de su Diócesis en los que explica el estrecho vínculo que existe entre la Virgen María y el tiempo pascual, entre el Santo Rosario y la Resurrección. Este es el escrito profundamente mariano realizado por el prelado de la diócesis andaluza:

“Dios te Salve María…”

Este saludo de Dios llenó de vida, definitivamente, el corazón de María. Una vez que escuchó estas palabras de Arcángel Gabriel, ya todo lo que después de llegar a los oídos de la Santísima Virgen tuvo el mismo sonido y le puso el mismo tono a su alma. Todo lo que la Madre vivió al lado del Hijo de sus entrañas purísimas, siempre tuvo la misma sensación espiritual que le dejó ese saludo, que era una invitación a vivir en la confianza de que Dios estaba con Ella y en Ella.

Al escuchar “Dios te salve, María”, le llegue de quien le llegue, la estremece y la enternece, porque fue así como empezó a ser Madre, como inició su itinerario vital como Madre de Jesús y Madre nuestra.  Por eso, desde entonces, María tuvo la conciencia clara de que la gracia de Dios estaba con Ella y de que todo lo que le sucedía era salvador, porque su vida estaba santificada y enriquecida de gracia, en previsión de los méritos de su Hijo. Por eso, desde el saludo de Isabel, no sólo los cristianos, sino también la Virgen, unen el saludo del Arcángel: “Bendito el fruto de tu vientre, Jesús”.

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Se puede decir, que las palabras que le dirigimos a la Virgen, repitiendo el saludo del Ángel Gabriel y el de su prima Isabel, con el kerigma, son las mismas que escuchó la Virgen María. Fue así como a Ella le llegó la buena noticia, como conoció el amor entrañable de Dios para Ella y para toda la humanidad. Fue así como se inició el misterio de la encarnación redentora de su Hijo Jesucristo. El misterio pascual del grano de trigo que cae en tierra, muere y da fruto de vida y resurrección, estaba anunciado en este saludo, dirigido a quien sería el seno y el corazón de este maravilloso misterio de amor.

Por eso, el Ave María es fundamentalmente la oración de la Pascua, que es el tiempo de la maternidad de la Virgen en Cristo Resucitado, para todos nosotros. Lo que escuchó en la Cruz María Dolorosa, de labios de su Hijo, María consolada lo ejerció con los apóstoles y la Iglesia naciente. Renovar este saludo desde nuestro corazón feliz por la resurrección del Hijo de María nos alentará a todos nosotros a confesar a Cristo Resucitado, corazón de la fe.

Así lo vamos a hacer, de tantas maneras, en cada una de las fiestas en las que nos encontraremos con la Virgen, en este tiempo de Pascua. Cada una de las advocaciones será una ocasión para apuntalar en nosotros la alegría de la fe. Cada una de ellas, me gustaría recordarlas a todas, será una ocasión para que se fortalezca nuestro amor a María y el seguimiento a Jesucristo, su Hijo. Si no os molesta a las demás – estoy seguro de que no – recuerdo, como es natural, la celebración de la Madre de toda la Diócesis, la Santísima Virgen de la Cabeza, a la que celebraremos el día 28 de abril.

En este año de la Misión Diocesana algunas parroquias han situado en la Pascua su actividad misionera, otras, sin embargo, ya habrán finalizado todo el recorrido de este sueño en el que está inmersa nuestra Iglesia de Jaén. A unas y a otras les pido, en un caso que refuercen y, en otro, que renueven el encuentro con el Señor ante la Santísima Virgen, Madre de todos: de los que habéis sido misioneros y de aquellos a los que la misión permanente de la Iglesia nos envía y nos sigue enviando siempre.

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Para esta Pascua Misionera, me vais a permitir un consejo mariano especial: REZAD EL SANTO ROSARIO. No hay una oración que nos acerque más a Cristo, que nos lleve a un encuentro con Él y, por tanto, que sea más misionera. Poco a poco, ave maría, a ave maría, irá cayendo, cada día, en nuestro corazón el precioso rocío de la vida en Cristo, contemplada desde la Santísima Virgen. San Juan Pablo II nos escribió una preciosa carta apostólica, en la que nos dice que el Santo Rosario, “en su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad”. Y continúa el Santo Papa: “Se encuadra bien en el camino espiritual de un cristianismo que, después de dos mil años, no ha perdido nada de la novedad de los orígenes, y se siente empujado por el Espíritu de Dios a «remar mar adentro» (duc in altum!), para anunciar, más aún, ‘proclamar’ a Cristo al mundo como Señor y Salvador, «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn14, 6).

El Santo Rosario es misionero, es un precioso acto de piedad para crecer, desde el corazón materno de la Virgen, en la alegría de evangelizar, de anunciar a Jesucristo. Por eso, D.m., voy a encabezar una peregrinación diocesana al Santuario de Fátima, para pedirle, a la que invitó a los tres pastorcitos a rezar el Rosario, que nos aliente a todos los diocesanos en el ardor misionero.

Si os aplicáis en la práctica del rezo del Santo Rosario, enseguida descubriréis que se va afianzando en nosotros la relación con Cristo y crece nuestra condición de discípulos misioneros, eso que estamos aprendiendo a ser, ya para siempre, en este año de la Misión Diocesana de Jaén. Todo se hará, eso sí, con la mirada contemplativa de María. El Santo Rosario se reza con María y se dirige a Jesucristo.

Este itinerario catequético del Rosario, el que nos lleva a ser discípulos misioneros, nos lo recuerda con una preciosa hondura, que os invito a leer y meditar, la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, que os he citado. Lo describe así:

El Rosario es RECORDAR; María nos enseña a traer al hoy de nuestra vida los acontecimientos de la de su Hijo Jesucristo. Cada uno de los misterios de evocan, bien sean los gozosos, los gloriosos, los dolorosos y los luminosos. El rosario es una meditación sobre Cristo con María.

El Rosario es COMPRENDER; con María nos acercamos al conocimiento de Cristo para entrar en lo profundo del misterio de su vida. La Virgen, que conoce mejor que nadie en Jesús, nos va llevando en cada misterio al conocimiento pleno de la verdad a lo largo de todo el recorrido de su vida.

El Rosario es CONFIGURARSE A CRISTO; con María nos abrimos a un camino de adhesión creciente a Él, y nos vamos orientando cada día más en los comportamientos de discípulo, según la “lógica” de Cristo. “Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo” (Flp 2,5).

El Rosario es ROGAR A CRISTO; con María, que apoya la oración que Cristo y el Espíritu hacen brotar en nuestros corazones, tenemos al orar todo el apoyo que necesitamos. Así quiso Jesús que fuera, al permitir la intercesión de su Madre en las bodas de Caná de Galilea. “No tienen vino”. María se hace desde entonces ante Jesús de las necesidades humanas.

El Rosario es ANUNCIAR A CRISTO; con María los cristianos acogemos el envío misionero de Jesús a sus apóstoles y lo anunciamos en su misterio pascual, en su muerte y resurrección. El rosario tiene una gran fuerza y es un precioso recurso en la acción de todo evangelizador y en la vida pastoral de una Iglesia evangelizada.

Esta es mi propuesta, querido devotos y cofrades: que en la Pascua celebréis, con María, la Gloria Resucitada de Cristo. Si queréis vivir con hondura los misterios de Cristo, en especial el de la Pascua de Resurrección, entrad con la tradición de la Iglesia en este precioso acto de piedad, que con toda seguridad os llevará a la contemplación del rostro de Jesucristo resucitado y, por supuesto, nos dará la fuerza para ser misioneros suyos entre nuestros hermanos.

En cada romería, en cada peregrinación, en cada familia, en cada cristiano, sólo o en comunidad, el Rosario será una invitación a crecer en el fervor apostólico y misionero. Hacedlo siempre con la alegría de la Pascua.

Termino dirigiéndome a cada una de las advocaciones marianas de la Diócesis de Jaén con esta oración con la que los católicos del mundo le rezamos en este tiempo Pascual.

G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:
Oh Dios, que, por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén

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Fuente: Cari Filii


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