El mejor Regalo de Navidad

A medida que nos hacemos adultos, añoramos muchas de las cosas que, tal vez ya no tenemos, o que sucedían años atrás

Ha sido un año duro, lleno de pruebas y dolor para muchos: cristianos y no cristianos. Las persecuciones, los atentados en nombre de Dios, un niño que yace en la playa… ¿Cómo poder olvidarnos? Nuestra reflexión en este Adviento ha girado en torno a ellos y en la búsqueda de la paz.

https://youtu.be/CNRRTazlblU

En medio de estas circunstancias nos preguntamos: –¿Dios estás ahí?– De pronto nos convertimos en la niña del video que busca respuestas. Que busca a Dios pero imagina un Dios allá lejos en lo alto del cielo, casi inalcanzable e imperceptible. ¿Dios estás ahí? Preguntamos una y otra vez. Es la añoranza que envuelve nuestro corazón: el anhelo de un Dios cercano, que nos escuche y nos hable, que nos diga que nos ama y experimentar su amor infinito.

-¿Dios mío me amas? -¿Cómo podría saberlo?

Los días pasan y de repente: ¡un recién nacido en un pesebre! Un pequeño niño, tan humano como tú y como yo, y tan divino como el Padre Celestial. La evidencia máxima del amor de Dios por nosotros, por cada uno de nosotros. Un amor tan grande que entrega lo más preciado: su único hijo para la salvación de nuestras almas.

¡Esa es la respuesta! Ahí, en ese humilde pesebre, pequeño y envuelto en pañales encontramos lo que más anhelamos en la vida: el amor, la paz y el perdón.

¡Sacudámonos de esa melancolía! ¡El Rey de Reyes ha nacido! Y está aquí con nosotros, es el mejor regalo que podemos recibir. Él no es un Dios lejano, es un Dios cercano que está a nuestro lado todos los días hasta el fin de los tiempos. Un Dios que sintió como nosotros, que amó como nosotros y que sufrió dolores inimaginables. Un Dios que cargó y carga con nuestros pecados y sufrimientos. ¡Alegrémonos, Dios está aquí!

Que en Navidad, arrodillados frente al pesebre, elevemos una alabanza a este pequeño Niño, agradeciendo a Dios que vive entre nosotros por su amor infinito. ¡El niño Dios a nacido y ha vencido a la muerte!

“No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida”.
San León Magno

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Fuente: Catholic-link